venía Adolfo Cabejo, su compañero en la redacción de “El Sol Oriental”, y como de la Sierra, expulsado del país el 16 de diciembre, conjuntamente con un conspícuo grupo de correligionarios políticos.
Al cabo de una corta e infructuosa campaña que no alcanzó a un mes, cayó prisionero en el Peso de Quinteros, al capitular el general César Díaz. Desconocida la capitulación por los vencedores, salvó la vida en las bárbaras ejecuciones que deshonraron el triunfo gubernista, gracias a la intervención de su pariente el coronel Francisco Lasala, jefe de Estado Mayor del ejército del general Medina.
El 29 de febrero de 1864 fué reincorporado al ejército como capitán, siendo instructor del batallón de infantería N° 4, y el 10 de junio del 65 se le promovió a sargento mayor, victoriosa la revolución de Flores.
Al año siguiente dió a la prensa un relato histórico, donde, “como testigo presencial” y bajo este mismo seudónimo, se registra con particular detalle la crónica de los sucesos revolucionarios de 1857 - 58.
Obra de combate escrita con evidente pasión, por lo cual debe leerse con reservas, la parte narrativa se ciñe bastante a la verdad de los hechos y abunda en noticias interesantes. El libro, que causó sensación, era una respuesta a las publicaciones del tiempo de Pereira, donde los vencidos de Quinteros eran atacados con enconada injusticia.
Adicto por largos años a las oficinas del Estado Mayor General del Ejército, promovido a teniente coronel el 28 de setiembre de 1868 y a coronel graduado el 29 de febrero de 1872, interinaba el cargo de jefe cuando hizo dimisión del destino, y el 12 de enero de 1877 se nombró en su reemplazo al coronel Ventura Torrens.
Más tarde se le designó Ayudante General de la Inspección General de Armas y estuvo encargado del despacho en junio-agosto de 1882.
Promovido a coronel el 24 de febrero de 1883, en este grado lo alcanzó la muerte en Montevideo, el 3 de febrero de 1890.
Fué el coronel de la Sierra ciudadano que supo captarse general estima, al cual correspondía papel preponderante en la Orden Masónica nacional, donde tuvo los más altos y más distinguidos cargos.
SIERRA, PEDRO PABLO de la
Soldado de la independencia, constituyente del año 30 y progresista ciudadano.
Natural de Montevideo, donde nació el año 1791, sus servicios de armas remontan a los días iniciales de la Revolución pues sirvió directamente a órdenes de Artigas, como oficial suyo, ascendiendo a capitón y a comandante en los ejércitos de la primera patria.
Avecindado en la zona que llamaríamos suburbios de la capital, donde
