Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1180

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actualmente se perpetúa su nombre en la calle Sierra, populosa arteria de la ciudad y antiguo camino que pasaba por sus propiedades, tuvo allí su gran quinta, sin perjuicio de que la sede de sus negocios estuviese en la plaza Constitución donde era propietario.

En la época de la dominación luso - brasileña vivió en permanente hostilidad con los extranjeros, disimulada, conforme lo exigían las circunstancias, y legado el momento en que los planes de invasión parecían acercarse, facilitó su casa-habitación, situada en las proximidades de la panadería de Morales — hoy alrededores de las calles Colonia y Arenal Grande — para depósito de material bélico que luego se fué pasando a campaña ocultamente. Empresa arriesgada por demás, si se piensa que los imperiales ocupaban como cuartel la panadería, de la Sierra y el capitán Figueroa tuvieron a su cargo el acarreo, con las precauciones y sobresaltos imaginables, hasta que el comandante Bartolomé Quinteros alzó una noche con lo último.

Electo diputado por la jurisdicción de Maldonado, a la Asamblea Constituyente y Legislativa que estructuró la vida del país, entró en funciones el 22 de noviembre de 1828, cesando el 1° de junio del año 29, después de haber renunciado sus dietas en beneficio del erario público. Su corta presencia en la Asamblea hizo que su nombre no apareciese al pie del Primer Estatuto Nacional así como tampoco en el Manifiesto a los Pueblos.

Al dividirse las opiniones poli cas del país, apenas en ensayo el régimen republicano, de la Sierra figuró entre los ciudadanos que siguieron al general Rivera, al cual proporcionó medios para sustentar la revolución de 1836.

En noviembre de 1838, el gobierno contrató con de la Sierra, en libre administración, por todo el año 1839, las rentas de papel sellado, patentes y alcabalas, por la cantidad de cien mil pesos.

En enero de 1839 se le reconoce por rematador de papel sellado y patentes y único administrador del derecho de alcabalas. Al organizarse en la Guerra Grande las fuerzas de extramuros de la capital, se le nombró el 18 de julio de 1842, jefe de tres batallones de Guardia Nacional de infantería y caballería del Cordón y la Aguada, con el carácter le coronel particular. El 5 de diciembre del mismo año, por requerirlo así el mejor servicio, el mando del coronel de la Sierra fué circunscrito a la Guardia Nacional Activa de infantería.

Hombre progresista y de labor, fué dueño de un importante saladero en el arroyo Colorado, y ensayó, en 1833, la navegación de éste y del arroyo Las Piedras, con una goleta de cien toneladas que entró por el Santa Lucía. Pudo llegar hasta su salazón y volver a Montevideo cargado con mil quinientos quintales de tasajo. También, por el arroyo Las

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