Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1185

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de escolta, y con este motivo le cupo encontrarse en Conventos, en las cercanías de Melo, a la hora de la muerte del Conquistador de las Misiones, siendo el encargado de custodiar su cadáver hasta Montevideo, En el interinato presidencial de Manuel Basilio Bustamante, se le confió la jefatura política de Minas, por decreto de 16 de octubre de 1855.

El presidente Pereira lo conservó en su cargo hasta el 7 de abril de 1856, poco más de un mes después de electo, pero el 17 de octubre volvió a conferirle el mismo destino.

El triunfo que la lista colorada opositora al gobierno obtuvo en las elecciones de 1857 en el departamento serrano, que se atribuyó a influencias del Jefe Político, hizo que éste fuera desposeído del cargo el 2 de noviembre, quedando en tal mala relación con la superioridad, que el mes siguiente fué uno de los primeros en levantarse en armas contra ésta, Entonces fué dado de baja, el 1° de enero del 58 declarado reo de lesa patria con orden de que se procediera a su captura juzgamiento “con pronta aplicación de la ley”. Mientras tanto, el coronel Silveyra había protegido con sus fuerzas el desembarco, en la costa del Cerro, de la expedición del general César Díaz, y el día que los revolucionarios llevaron el ataque a Montevideo, el 9 de enero del 58, avanzó personalmente hasta una cuadra del Templo Inglés por el costado sur de la capital, Sin embargo sus hombres defraudaron las esperanzas que se cifraban en esa excelente caballería, dispersándose casi sin combate, en la jornada indecisa de Cagancha, librada el 16.

Ahogado en sangre en Quinteros el movimiento conservador, Silveyra, que no estuvo entre los prisioneros capturados, buscó asilo en el Brasil, sabiendo que el gobierno había puesto materialmente precio a su cabeza, pues el odio de Pereira hacia su ex-jefe político era inmenso. De Rio Grande trasladóse secretamente a Entre Ríos al cabo de un tiempo en que se ignoró en absoluto su paradero.

Urquiza lo recibió bien, aunque sin perder de vista sus actividades, pues el gobernador entrerriano ejercía funciones de protector del gobierno de Montevideo. Resentido con el general Venancio Flores por la conducta prescindente que éste asumió en la revolución del 57, no quiso Silveyra, a su vez, acompañarlo en la Cruzada Libertadora, dejando que uno de sus tenientes, el comandante Manduca Carbajal, se pusiera a la cabeza de las gentes minuanas y ganara prestigio. A él, por lo demás, le sobraba con el que había tenido hasta entonces, y recién volvió a la República en 1868, en la presidencia del general Batlle, que lo hizo Jefe Político de Minas en el mes de mayo, destino que conservó poco tiempo, siendo removido por suspicacias de política interna. Mas quebrado por una vida de lucha con tan escasas treguas, que por el peso de los años, vivió el caudillo el período final de su existencia un poco pospuesto, pero conservando siempre,

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