Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1192

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necesario dar nuevas denominaciones a los cuerpos veteranos del ejército, el 20 de julio de 1849, el batallón 3°, que se llamaría en adelante “Guardia Oriental”, continuó bajo su mando.

Terminado el Sitio, el “Guardia Oriental” fué incorporado a la División destinada a integrar el Ejército Grande Aliado en Sud América, que se preparaba por Urquiza y el Brasil para abatir al tirano Rosas, y con su jefe a la cabeza — fuerte unidad de 397 plazas — realizó la campaña de 1851-52 en territorio argentino y triunfó en la batalla decisiva de Caseros.

Vuelta a la República la División vencedora, se licenció el “Guardia Oriental”, pero al darse otra organización a los cuerpos de línea, el coronel Solsona tuvo la jefatura del batallón 1º de Cazadores, y continuó en el mismo comando hasta que el cuerpo se licenció el 1° de setiembre de 1854. A esa fecha, desde el 30 de enero del mismo año, estaba promovido a coronel de infantería de línea.

Figura conspicua del grupo colorado conservador, el coronel Solsona tuvo actuación digna de sus antecedentes, tomando por asalto el cuartel de Artillería, cuando en la mañana del 28 de agosto de 1855, sus correligionarios se hicieron dueños de la capital, obligando al presidente Flores a retirarse a la próxima villa de la Unión.

El gobierno provisorio, constituído a raíz de este triunfo bajo la presidencia de Luis Lamas, lo designó, el 29 de agosto, Jefe Político de Montevideo, y el 31 le confió la organización de la GG. NN. de infantería en tres batallones.

Sofocada la revolución, participó en la nueva tentativa del 25 de noviembre contra el presidente interino Manuel Basilio Bustamante, pero la fortuna le volvió la espalda otra vez, y fué dado de baja del ejército.

Comprendido en el decreto de amnistía promulgado en enero de 1857 por el gobierno de Pereira, Solsona recuperó su jerarquía militar con agregación al Estado Mayor Pasivo, hasta el momento en que, habiéndose plegado a la revolución del general César Díaz — su correligionario y su jefe en Caseros — fué borrado nuevamente del escalafón “por rebelde traidor a la Patria”, el 16 de enero de 1858.

Al cabo de cinco años de separación, el gobierno de Berro lo reincorporó, pero sospechado por sus ideas se le radió nuevamente al producirse la invasión revolucionaria del general colorado Venancio Flores, en 1863.

Sin embargo, el coronel Solsona, que guardaba al caudillo lanzado a la lucha el mismo rencor de todos los colorados conservadores, limitóse a abandonar el país, sin querer acompañar a Flores en la empresa de restaurar al partido en el gobierno, como no quiso servirlo después del triunfo.

Sólo cuando el general Flores hubo desaparecido de la escena política y

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