Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1212

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de los ambiciosos que lo rodeaban para medrar con su nombre y con su prestigio.

Hubo un momento, dada su actitud, en que los hombres que preparaban el movimiento civilista de la Reacción Nacional en la segunda mitad del Año Terrible, llegaron a pensar en el general Suárez. Pero los fusilados de Paysandú se hicieron presentes...

El dictador Latorre, según regla observada con todos los viejos jefes del Partido Colorado, lo puso a un lado, y el general alcanzó a enterarse de como habían hecho desaparecer en el misterio de una celada al comandante Lucas Bergara, su secretario y su confidente.

El 7 de setiembre de 1879 fallecía víctima de una dolencia rápida en su casa de Montevideo, casi esquina 18 de Julio y Municipio.

Era el general Suárez hombre de buena estatura, de recia complexión y nada agraciado el rostro blanco donde los labios gruesos destacaban, dando origen al apodo de Goyo Geta que le aplicaron sus enemigos.

Pero — con palabras de Lugones — “la misma fealdad, transformada en fiereza por la altivez, constituye un tipo militar: es un relieve de Jefe”.


SUSVIELA, JACINTO

Ministro, juez y camarista. Nació en Maldonado el 29 de diciembre de 1825 y fueron sus padres Juan Susviela y Jacinta Mendoza. Hizo carrera de jurisprudencia en Buenos Aires, graduándose de abogado en 1850, durante la tiranía de Rosas, y conforme a la práctica obligada entonces, hubo de formarse un expedientillo previo al otorgamiento del titulo, a fin de probar que había sido “sumiso y obediente a sus catedráticos, y notoriamente adicto y fiel a la Causa Nacional de la Federación”.

Ejercía su carrera en Montevideo cuando al crearse por ley de 24 de julio de 1854 los primeros juzgados de lo Civil y Criminal de campaña, fué nombrado para ocupar el que tenía asiento en la ciudad de Colonia y comprendía un grupo de departamentos del Oeste. Aplicado con verdadera asiduidad a los cometidos de su cargo, su correspondencia con algunos caudillos militares de la época, demuestra el afán del magistrado y del hombre civil por prestigiar la majestad de la ley y asentar su posición de juez, ajeno a las perniciosas influencias que aquellos pretendían hacer prevalecer sobre la justicia.

Tres años estuvo en Colonia, al fin de los cuales se le trajo a Montevideo, ascendido a Juez de Crimen de la 2ª Sección, el 13 de julio de 1857. De este cargo pasó, en agosto del 59, a integrar el Superior Tribunal de Justicia, ejerciendo funciones de Camarista hasta diciembre de 1864.

Los sucesos políticos de extraordinaria gravedad que en esos meses

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