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Salto, tuvo que marchar a campaña, pues el ejército ciudadano había atravesado el río Uruguay a la altura de Guaviyú.

El 31 de marzo, una completa victoria de las fuerzas de Tajes en los Palmares de Quebracho, Paysandú, dejó a merced suya más de ochocientos prisioneros del ejército invasor.

“Centenares de jóvenes ciudadanos y viejos veteranos — se transcribe de un diario nacionalista de 1887 — fueron conducidos al campamento del triunfador”. “Su porte digno, su palabra reposada, la seriedad desposeída de altanería de su comportamiento y las breves palabras de seguridad y garantía que dirigió a los prisioneros, calmaron las desconfianzas inmediatamente. Tuvo atenciones y fué afable sin mostrarse oficioso. Grave y circunspecto siempre, no tuvo una palabra hiriente, no cometió ninguna imprudencia”.

Los prisioneros conducidos a Montevideo fueron puestos en libertad, personalmente por Santos, que investía funciones de general en jefe de los ejércitos de mar y tierra de la República.

La controversia surgida últimamente de que el general Tajes fué quien “motu-propio”, observó tan elevada conducta con los vencidos de Quebracho, contrariando expresas órdenes telegráficas de Santos, que disponía otra cosa cuando menos respecto a ciertas y determinadas personas para el caso de que cayesen en poder de sus soldados, no está suficientemente esclarecida todavía, debiendo por lo tanto diferirse el juicio.

Resuelto por Santos, presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo, constituir el gabinete que se denominó de la Conciliación el 4 de noviembre de 1886, Tajes, ascendido a teniente general el 5 de abril, por el triunfo de Quebracho, quedó formando parte de él en la secretaría de Guerra y Marina, hasta el 18 de noviembre, en que por renuncia elevada por Santos la Asamblea General le dió sus votos para Presidente de la República por el término constitucional que no tenía completado el Dr. Francisco A. Vidal. o sea hasta el 1° de marzo de 1890.

El Ministerio de la Conciliación no llegó a mantenerse sino pocos días, y Tajes reorganizó su gabinete con el Dr. Julio Herrera y Obes como figura céntrica, en el Ministerio de Gobierno. Desde ese instante la suerte del santismo quedó fijada y, después de varios cambios entre los jefes militares, el 28 de diciembre fueron disueltos el Batallón 5° de Cazadores y la Escolta Presidencial, puntales del anterior régimen.

A la iniciación de una era nueva y esperanzada, el Presidente, en un banquete que se le ofreció en el Teatro San Felipe, expuso con la parquedad de palabras que lo distinguía, los lineamientos dentro de los cuales pensaba gobernar. “Se ha dicho que todos los programas son

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