para vadear el río Uruguay e incorporarse a las huestes revolucionarias coloradas del general Venancio Flores. Sabedor del caso su hermano lo hizo detener, disponiendo que se le reenviase a Concepción, pero resuelto el desertor escolar a no pisar las aulas, concluyó por salir con la suya, y convertido en militar entró en la República por San Gregorio el 30 de setiembre de 1863, como soldado distinguido de infantería. Obtuvo su primer galón de sub-teniente en el batallón “Florida”, después de la toma de Porongos el 28 de agosto de 1864. Pasó más tarde a servir en el batallón “24 de Abril” y lo hirieron delante de Paysandú. Fué a asistirse en Concepción del Uruguay, y apenas curado reintegróse a su cuerpo, donde ya era teniente 1º, desde el 31 de diciembre de 1864. Triunfante el general Flores, el batallón “24 de Abril” marchó a la guerra contra el Paraguay. De este modo le tocó actuar en los principales hechos de armas de la porfiada lucha, desde Yatay, el 17 de agosto de 1865, hasta el retorno de la División Oriental en 1869. Al volver a Montevideo, con los últimos restos de nuestros vale rosos y sufridos soldados, llevaba Eduardo Vázquez cinco años de constante lucha, había ganado los ascensos de capitán el 19 de junio. de 1865, de sargento mayor y teniente coronel graduado el 24 de agosto de 1868, y regresaba como jefe del “24 de Abril”, donde se había formado.
Conservado en el mando del cuerpo ascendió a teniente coronel efectivo el 18 de enero de 1870, hizo la campaña de 1870-1872 combatiendo al caudillo revolucionario blanco Timoteo Aparicio, hallándose en las batallas de Corralito, Villa de la Unión y Sauce. En la de Manantiales, el 17 de julio de 1871, al llevar el ataque a la artillería apostada en la casa de Suffern, fué derribado del caballo y perdió un dedo de la mano. derecha. El general en jefe Enrique Castro lo ascendió a coronel en la orden del día.
El 13 de marzo de 1878 fué nombrado Capitán General de Puertos y el 19 de julio del mismo año, jefe del 4º de Cazadores.
Llamado por el presidente Ellauri a ocupar el Ministerio de Guerra y Marina el 14 de setiembre de 1874, hizo una corta y feliz campaña contra el coronel Máximo Pérez, sublevado sin bandera, a quien rindió en Duraznito, y lo encontraron en el desempeño de sus tareas ministeriales los preludios del motín militar del 15 de enero, y el motín mismo.
Sus vacilaciones, en momentos que eran decisivos, esquivando actitudes de acción que pudieron salvar al gobierno legitimo, merecieron duras críticas, y dieron pábulo a toda clase de comentarios. La ocasión de rehabilitarse, desmintiendo cualquier especie, se presentó al coronel Eduardo Vázquez a los pocos meses, cuando su calidad de ministro del gobierno depuesto le señalaba un sitio de primera fila entre los soldados ciudadanos que ciñendo la di-
