Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1287

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modo de esquivar la ley o de violentarla “salvando los respetos” del poder judicial o del ministerio público, En cualquier caso, sin desconocer que existían los intereses muy respetables del país, podría objetarse, en cambio, que la libertad, por ser eterna, tiene también sus fueros y que ellos poseen una prioridad incuestionable.

Cuando en 1884, en la presidencia de Santos, el Rector de la Universidad Dr. José Pedro Ramírez, fué exonerado de su cargo conjuntamente con todo el Consejo, el Dr. Vázquez Acevedo se avino a ponerse al frente del Instituto, esta vez con el propósito de dirigir por mejor camino una rama bastante desorganizada de la enseñanza pública, propósito plausible desde luego.

La Universidad sufrió efectivamente un gran cambio favorable, pues el nuevo Rector poseía notables condiciones para tal obra.

Al año siguiente presentó, estructurado al detalle, un plan de reorganización universitaria, amplio y liberal, que las cámaras convirtieron presto en ley. La casa de estudios, excepto la Facultad de Medicina, pasó a ocupar un nuevo y vasto local que permitía el funcionamiento de gabinetes y laboratorios, pues las reformas incluían la enseñanza práctica, que desarrolla hábitos de observación científica y de estudio personal.

Asimismo, el Dr. Vázquez Acevedo logró dar vigoroso impulso a la Facultad de Medicina, teniendo que vencer no pocas dificultades, pues a las que radicaban en circunstancias e intereses creados, se añadió siempre la oposición, en el parlamento y en la prensa, de los espiritualistas combatientes de la época, que no perdonaban al Rector el positivismo filosófico que informaba sus innovaciones y sus programas.

Era la segunda vez que Vásquez Acevedo posponía a la política la obra que creía de fondo, y en 1897 lo iba a repetir en la presidencia de Idiarte Borda, desafiando la actitud de los estudiantes soliviados, cuando volvió a asumir el rectorado vacante por renuncia del Dr. Pablo De María.

Con afán renovado de estudio, las cuestiones de enseñanza siempre apasionaron al doctor Vázquez Acevedo, según lo prueban sus fecundas actividades en la Sociedad de Amigos de la Educación Popular, en cuya directiva actuó 18 años; su gestión como vocal de la dirección de Instrucción Primaria en 1880-83, período en que le cupo ser delegado oficial al Congreso Pedagógico de Buenos Aires de 1882, y finalmente los libros de lecturas graduadas que compuso, los cuales sirvieron de texto en el país por mucho tiempo, y se adoptaron en la Argentina previo concurso. Otro tanto puede decirse de sus actividades de abogado y de su vocación de jurista, que permiten citarlo como uno de los redactores del Código Penal vigente hasta hace poco, como autor de un proyecto de Código de Procedimiento Penal, y de dos tomos de comentarios sobre igual materia. Los últi-

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