Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1297

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palaba el Semanario de Avisos, único papel público del Paraguay en aquella época y donde no se insertaba una línea sin el control y visto bueno del mismo López. Llegó hasta el extremo de sindicarlo como un agente secreto del Brasil, torpe e inverosímil calumnia que nuestro ministro rechazó con gran dignidad en un comunicado al semanario.

El Dr. Vega, hombre de relativa edad y con la salud muy quebrantada, sufrió las consecuencias del ardoroso clima paraguayo, viéndose obligado a trasladarse por los meses de verano a la localidad de Villa Rica, “atendiendo a los informes que tenía sobre su temperamento más bello”.

Reanudadas al regreso las interminables conferencias con López, hombre astuto y lleno de dobleces, pronto hubo de persuadirse el comisionado que aquello no tendría fin, pues era imposible tratar nada concreto con el gobernante. Decidió entonces dar cumplimiento a la parte de la misma relativa a los despojos mortales del Protector de los Pueblos Libres. Formulada la petición del caso, el 13 de junio de 1855, los huesos del Procer fueron exhumados de aquella fierra colorada donde yacían desde el 24 de setiembre del 50, y después de prolijamente lavados por manos de doña Amelia Lerena, señora del Ministro, se depositaron en la urna en que fueron conducidos hasta nuestra capital para reposar definitivamente en el Panteón Nacional.

Reintegróse de inmediato a sus funciones de camarista, pero no sobrevivió mucho al viaje, pues la muerte vino a arrebatarlo en Montevideo, el 17 de julio de 1856.


VELAZCO, AMBROSIO

Ministro de Estado, legislador y político, nacido en Montevideo.

Señalado por su independencia de carácter y sus actitudes personales, las contrapesaban sus desplantes y su genio violento.

En 1841 se inscribió en el Tribunal de Justicia, en la nómina de abogados nacionales. Era hombre de clara inteligencia, de vastas lecturas y de sólida cultura clásica que le permitió ser catedrático de latinidad.

Aunque afiliado al Partido Blanco cuyo jefe era el general Manuel Oribe, los primeros tiempos del asedio de Montevideo permaneció Velazco en la capital, pero como mantuviese inteligencia con los sitiadores o se supusiese, cuando menos, que las mantenía, las autoridades de la plaza lo embarcaron para Río Janeiro, de donde volvió al país por el puerto del Buceo, el puerto de Oribe, para ir a vivir en la Villa de Guadalupe o Canelones, donde lo halló el nombramiento de juez que se le confería por el gobierno del Cerrito, en mayo de 1845.

Estableció sede en Piedras Blancas y con motivo de su negativa a acceder a ciertas exigencias del general sitiador, éste lo hizo denunciar como prevaricador por su ministro

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