Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/13

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la Comisión de Instrucción Pública. Además, desde setiembre del 45 y por termino de doce meses, fué redactor editorialista de “El Defensor de la Independencia Americana”, órgano que propugnaba la causa de Oribe y la de Rosas y era portavoz oficial del primero de estos personajes.

El clima que reinaba en el campo sitiador no era propicio para un hombre del temperamento del Dr. Acevedo, a punto de que cuesta trabajo explicar no tanto la ida como la permanencia de este ciudadano tan morigerado y tan ecuánime, en medio de aquellos hombres perturbados por pasiones terribles y en un ambiente que la barbarie rosista iluminaba con llamaradas siniestras.

El Dr. Acevedo llego a comprender por experiencia propia que en el Cerrito estaba desambientado; la noche del 11 de octubre de 1846, a causa de un sensato artículo, un grupo de oficiales a caballo se presento en su casa habitación en tren de mazorcada, profiriendo gritos de “muera el salvaje unitario Acevedo, muera el redactor de “El Defensor”, El periodista constituyóse al día siguiente a presencia de Oribe, el cual, manifestando ignorar todo, le prometió hacer las indagaciones pertinentes. No se logró o no se quiso lograr, sin embargo, la identificación de ninguno, pese a ser notada, por ejemplo, la presencia de Leandro Gómez. En cambio, el presidente fue un día más tarde a solicitar del Dr. Acevedo quitara importancia al asunto y continuara al frente del periódico. Pero el Dr. Acevedo hizo abandono de la redacción y las relaciones quedaron enfriadas entre ambos por el resto del sitio.

Se contrajo entonces a sus trabajos jurídicos, empeñado en la confección de un proyecto de Código Civil, tarea que la falta de libros dificultaba notablemente, pues su biblioteca había quedado en la capital sitiada.

El proyecto, impreso en 1852 en Montevideo, representaba una obra de real envergadura, que podía ponerse en parangón con cualquier trabajo de semejante índole llevado a cabo en América, pero que nunca alcanzaría a regir en la República.

Después de la disolución del ejército de Oribe, ajustada la paz de octubre del 51 y vuelta la normalidad constitucional, resultó electo diputado por Montevideo en las cámaras de 1852, año en que hizo imprimir un Catecismo Político arreglado a nuestra Constitución, opúsculo re-impreso después en el Salto en 1862, durante la estada de Acevedo en aquella ciudad litoral.

El 1° de julio de 1852 vio la luz publica “La Constitución”, un nuevo diario fundado y dirigido por él. El programa era de entendimiento patriótico y de moderación al margen de los viejos partidos y el director procuro vincularse con ciertos prohombres de la Defensa que estaban en igual orden de ideas, para encarrilar de consuno la marcha insegura y mal orientada del presidente Giró.

Los sucesos del 18 de julio del 53 malograron los propósitos y “La Constitución”, donde se había hecho una amplia campaña en favor de los