Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1303

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movido de la Capitanía el 7 de enero del 58, aunque dejando ésta virtualmente sin proveer, interinada por un simple teniente del ejército.

De esta manera, vencida y ahogada en sangre la revolución, Velazco pudo restituirse a su empleo el 31 de marzo siguiente, y en el se halló ascendido a general el 31 de agosto de 1859.

Con el nuevo gobierno de Berro, de sello netamente blanco, las cosas cambiaron, y uno de sus primeros decretos fué sustituir a Velazco por el general Brito del Pino, el 25 de abril de 1860.

Mientras duró la revolución colorada del general Flores, prolongada del 63 al 65, no se le dió función activa y sólo se le vió figurar con cargos eventuales en la justicia militar.

Desalojado del poder el Partido Blanco, el general Venancio Flores, contemplando en Velazco sólo al veterano soldado de relevante actuación, apenas en posesión del mando, el 3 de marzo de 1865, lo designó jefe de Estado Mayor General del Ejército, correspondiéndole en ese carácter mandar la parada militar efectuada con motivo de la publicación oficial del tratado de la Triple Alianza.

En el invierno del 67, su salud y sus años lo alejaron con licencia de sus tareas de oficina; pero de nada valieron los cuidados de que se hizo objeto, pues el general Velazco falleció al medio día del 3 de setiembre del propio año 1867.

El gobierno le decretó los más altos honores de la ordenanza, a mérito de tantos servicios como el anciano General había rendido a la República en su prolongada vida.


VERA, AGUSTÍN

Grabador medallista, nacido frente a la playa del Buceo de la Luz — Montevideo — en el barco en que acababan de llegar sus padres, canarios destinados a radicarse en nuestro país, el 1° de mayo de 1842.

Curioso es notar la semejanza de este nacimiento con el del Obispo Monseñor Jacinto Vera, su pariente cercano, que nació también en viaje, en Santa Catalina.

Destinado a aprender un oficio, ejerció el de platero durante largos años, formándose después como grabador y cincelador al lado de un hábil artista francés, Lorenzo Gilbert, que fué maestro de todos los cinceladores y orfebres de ese tiempo, como Correch, Moreau, etc.

Otro francés, Saint-Aubin, continuó perfeccionándolo y el resto lo hizo en auto-escuela, con tal ventaja, que logró ser el mejor grabador del Río de la Plata, ganando así un nombre en la historia de nuestro desenvolvimiento artístico.

Vera es autor de la gran mayoría de las medallas nacionales acuñadas entre los años 1875-95, y en algunos de estos trabajos culminó en obras de concluída y fina labor, como la conmemorativa del presidente Tajes, en 1886.

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