Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1310

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Pero lo que tal vez en un empleado público hubiera podido suceder, sirviéndolo de cualquier modo al amparo de tolerancias tantas veces excesivas, no era posible — por razones notorias — que se diera en una casa donde había directores vigilantes de sus intereses.

Viana, por su parte y temperamentalmente, era incapaz de aceptar ni siquiera medianas normas de vida regular y asentada. Pronto dejó el empleo, y se renovaron en Montevideo los días porteños, sin sol y con viento de la puerta. Venían para mayor malaventura, cuando la decadencia del cuerpo, que sus intemperancias agravaban, lo llevaba al lamentable estado de postración intelectual que la muerte vino a finalizar el 25 de octubre de 1926, en el pueblo de La Paz, próximo a la capital, donde residía.


VIDAL, FRANCISCO ANTONINO

Dos veces Presidente constitucional de la República y varias veces primer magistrado de la Nación en funciones de gobernador delegado o presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo.

Era hijo del departamento de Maldonado, nacido el 14 de mayo de 1827 en San Carlos. Muy joven pasó a Europa con su familia y estudió en Francia, cursando medicina en la Facultad de París con gran aprovechamiento. Fué interno provisorio de los hospitales civiles, y se doctoró con una tesis — sostenida el 3 de agosto de 1853 — sobre el “Mal de Pott por causas traumáticas”.

En 1854, de vuelta al país, revalidó su título de médico cirujano y ejerció la profesión con envidiable éxito, ganando justo renombre de clínico experto y preparando la excelente posición económica que su buena administración acrecentó.

Aunque pertenecía al Partido Colorado, de tradición en los suyos, no se movió de Montevideo durante la revolución del general Flores, principiada en 1863, y antes bien y acatando la orden del gobierno ciñó la divisa blanca impuesta como obligatoria. Ello no fué impedimento para que Flores, el día que triunfó, lo llamara a formar parte de su primer ministerio, confiándole la cartera de Gobierno el 25 de febrero de 1865.

El mismo año, primero el 27 de abril con carácter precario, y luego el 5 de junio, con todos los requisitos de orden, el general Flores transfirió a Vidal la autoridad dictatorial que investía, designándolo Gobernador Delegado, mientras él iba mandar los ejércitos nacionales en la guerra del Paraguay, y se mantuvo en el cargo hasta setiembre de 1866. En estas elevadas funciones que lo exigían de continuo, merece destacarse que se preocupó, con particular esmero, de la suerte y condiciones de los heridos de nuestro ejército evacuados del teatro de la guerra, atendiendo diariamente y prestando asistencia personal en una

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