Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1324

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Desde la presidencia del Senado, que conservó durante los seis años de su mandato, fué el Dr. Viera, en el período presidencial del Dr. Claudio Williman, la figura de más eficiencia, sino la más visible, de un período particularmente difícil, donde su habilidad a la vez firme y circunspecta hizo prodigios para sortear los múltiples conflictos y para salvar cantidad de situaciones, planteadas en un período de verdadero interregno político.

Constituyó el puente y el nexo primordial entre aquel mandatario celoso de hacer primar su voluntad dentro de la órbita plena de la autoridad que investía por la ley y la poderosa fracción batllista que, en el hecho, era la que daba la tónica y mantenía los rumbos.

En la segunda presidencia de Batlle y Ordóñez ocupó el Ministerio del Interior apenas concluído su término legislativo, permaneciendo al frente de esta secretaría de Estado hasta el 28 de febrero de 1915.

Adicto colaborador del Presidente en su obra política y administrativa, cuando el problema de la reforma constitucional con su proyecto de implantación del Poder Ejecutivo colegiado, necesitó ser transferido para un período gubernativo subsiguiente, el Dr. Viera fué el candidato que, ofreciendo y dando todas las seguridades de mantenerse fiel al programa político de Batlle, fué proclamado y votado Presidente de la República por el sector colorado mayoritario, el 1° de marzo de 1915. Gobernó el país en plena paz con espíritu progresista y con honradez notoria, dentro de una época de intensas actividades políticas, pues en su término se eligió la Asamblea Nacional Constituyente encargada de reformar la carta de 1830.

Las fracciones opositoras anticolegialistas, vencedoras en la jornada electoral del 30 de julio de 1916, consiguieron obstar la más fundamental de las innovaciones proyectadas por el sector batllista, pero después pudo arribarse a un acuerdo, merced al cual se adoptaba un gobierno de estructura intermedia, donde el Ejecutivo se ejercería dividido entre un Presidente de la República y un Consejo Nacional Administración. Este acuerdo trajo como consecuencia el nombramiento del Dr. Viera para integrar el Consejo por término de seis años, — 1919-25 — correspondiéndole presidirlo por el primer período de un bienio, conforme a la Constitución.

La armonía reinante entre el Presidente del Consejo y Batlle y Ordóñez, jefe indiscutido del partido del gobierno, se quebró, sin embargo, después de algún tiempo, a tal punto que al terminar en sus funciones de consejero el año 1926, el Dr. Viera encabezaba un grupo poderoso de oposición al caudillo civil del Batllismo, del cual había sido uno de los más destacados lugartenientes.

La agrupación, que tomó el nombre de “radical”, tuvo su hora de influencia en los destinos públicos,

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