Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1327

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rís y prestamente estuvo en posesión de una gran clientela. En lo tocante a otras actividades afines que le eran favoritas, pareció dispuesto a dejarlas un poco de lado, como en una actitud de reserva.

Así las cosas, la fiebre amarilla, importada de Rio Janeiro en el verano de 1856, extendióse en Montevideo con extraordinario incremento, flagelando sobre todo la parte norte de la ciudad y el sector portuario donde se domiciliaba el médico.

Contraído éste a la atención de sus enfermos, con la misma ejemplar devoción humanitaria de que hicieron gala todos los médicos sus colegas, adquirió la fiebre el 24 de marzo, y en la madrugada del domingo 29 había muerto.

La fatal nueva ensombreció todavía más el cielo de la capital aterrada que, en aquellos momentos de tribulación, ni siquiera pudo rendirle el testimonio póstumo condigno.

Por ensañada fatalidad hija de las propias circunstancias, todavía, los restos mortales del Dr. Vilardebó, confundidos de un modo inexplicable, no fué posible individualizarlos nunca.

Además de las tesis y trabajos especializados de su carrera, cuentan en la bibliografía de Vilardebó varios sagaces estudios acerca de los fósiles que tuvo ocasión de estudiar en la República y en el Brasil, un ensayo sobre las costumbres y el vocabulario de los charrúas y algunos otros de menor importancia.


VILAZA, JOSÉ MARÍA

Ministro, miembro del Tribunal Superior de Justicia y hombre político.

Descendía de una familia de apeIlido Villaça, pero se castellanizó después sustituyendo la ç por una z, y había nacido en Montevideo siendo su padre José Teodoro Villaça, uno de los fuertes comerciantes de la plaza.

Recibióse de bachiller en el Colegio de la Unión, entonces Universidad Menor, el año 1857 y se doctoró en derecho en marzo de 1862. Militante en las filas del Partido Colorado, ingresó a la Cámara de Diputados en temprana edad, votado por el departamento de Montevideo, al reiniciarse con la 10ª legislatura, en 1868, el régimen institucional interrumpido desde 1865 por la dictadura del general Flores. Su cargo no le impidió, según el decreto vigente de noviembre de 1867, entender como juez en la causa incohada con motivo del asesinato de aquel militar el 19 de febrero de 1868.

A pesar del carácter de representante nacional que investía, apresuróse a ir en defensa del partido cuando su estabilidad estuvo amenazada por la revolución del coronel blanco Timoteo Aparicio. Vilaza, con grado de comandante, recibió el mando del Batallón Unión, conforme al decreto de 16 de agosto de 1870.

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