nocido hasta la fecha entre nosotros.
El plan de los autores era dotar al país de una publicación permanente, especie de anuario “útil para los gobernantes, para los habitantes del país y para el comercio”, pero la edición de 1859 fué la única que salió a la calle.
Interesado por todo lo que constituyera una manifestación de progreso, publicó por varios años en la prensa diaria, artículos de vulgarización atinentes a cuestiones industriales y una parte de ellos apareció en Montevideo en 1889, compilados en un volumen.
En medio de estas actividades — porque estaría mal dicho si se dijera al margen — el Dr. Wonner formó una colección de sellos postales del Uruguay, realmente magnífica. Sobre esta colección, que por otra parte, era la primera que se emprendía y llevaba adelante en la República con espíritu aplicado y respondiendo a un plan superior, el Dr. Wonner puso manos en la tarea de escribir un estudio razonado de nuestros valores de correos, catalogados, agrupados y diferenciados con la conciencia y minuciosidad de un colector inteligente y acucioso.
Insertado en una revista filatélica francesa, el estudio, escrito en francés, se publicó luego en un tomo impreso en Neully en 1887, bajo el título “Les timbres de la Republique Oriental del Uruguay”.
Este trabajo primordial y básico, que en estos días constituye una rareza bibliográfica, sirvió después, utilizado a destajo, a la mayor parte de los que se han ocupado del tema y muy especialmente, desde luego, a los mercaderes de sellos en sus catálogos, sin mucha preocupación — no se necesita decirlo — de mencionar el origen de sus conocimientos y noticias.
En el largo tiempo de su residencia en la República, Wonner tuvo ocasión de desempeñar funciones de Cónsul de los Estados Unidos de Colombia, y cuando pasó a vivir en Italia tuvo a su cargo el Consulado de la República en Milán, donde probablemente falleció.
