dos, injurió y pisoteó la bandera brasileña... Los revolucionarios floristas y sus aliados no demoraron. en entrar vencedores en Montevideo el 20 de febrero de 1865, y Zipitría tuvo que embarcarse para el extranjero. Marchó a Entre Ríos y de allí a Corrientes, buscando la incorporación de los ejércitos paraguayos que venían rumbo al Sur y serían los encargados de restaurar al gobierno caído en nuestro país. El 6 de junio de 1865 pudo reunirse a la columna que mandaba el mayor Pedro Duarte. La víspera de la batalla de Yatay, Zipitria vadeó el río Uruguay en una canoa para ir a Uruguayana a solicitar auxilios y perseguido por los buques aliados tuvo que refugiarse en una isla hasta la noche, en que pudo llegar a la costa brasileña.
En Uruguayana actuó como secretario del jefe paraguayo Antonio de la Cruz Estigarribia, hombre sin instrucción alguna, y hay motivos para creer, con todo fundamento, que él y no el cura paraguayo Duarte fué quien redactó, para que Estigarribia la firmara, la famosa respuesta a los aliados que le intimidaban rendición, respuesta mechada con citas de historia clásica, muy a la manera del ex secretario de la Junta montevideana. Rendida la plaza, Zipitría, a la par de los hermanos Salvañach, no quiso ser prisionero del general Flores, entregándose en cambio a la maguanimidad del Imperio. (Ver Salvañach J. P. y J.). Enviado a Río de Janeiro junto con su ex-jefe el mayor paraguayo Estigarribia, permaneció allí algún tiempo antes de ser puesto en libertad.
Reintegrado a la República, figuró en la revolución blanca del coronel Timoteo Aparicio. Fué unos días. comandante militar del departamento de Canelones y le tocó hallarse en los combates de Severino, Corralito y Sauce.
La Revolución Tricolor de 1875 contra el gobierno usurpador lo tuvo entre sus adeptos, activo y decidido y su injusto fracaso le produjo una gran decepción cívica.
Al constituirse en 1881 el Partido Constitucional, el hombre exaltado de 1865, abandonando la tradicional: divisa blanca, se enroló en la nueva colectividad principista, dando un manifiesto explicativo de su actitud a sus antiguos correligionarios.
Retirado a su ciudad natal, alcanzó a desempeñar por varias veces cargos honorarios o municipales, falleciendo el 19 de marzo de 1891.
ZORRILLA, DANIEL
Ministro de Estado, legislador y hombre de empresa. Hijo de un comerciante rico, había visto luz en Montevideo y desde temprana edad fué voluntad de su padre que lo secundara en sus negocios, a cuyos efectos lo puso al frente de una gran estancia que poseía en Tres Arboles, departamento de Paysandú.
Heredero de una fortuna, siguió atendiendo sus intereses desde nuestra capital, donde contaba entre el
