simple vía presupuestal, sin que se declarase el cese ni se enviaran a Zorrilla las protocolares cartas de retiro, y en esas condiciones, siendo y no siendo ministro, hubo de reintegrarse al país.
La Universidad le confió las cátedras de derecho internacional público en la Facultad de Derecho, y la de Teoría de Arte en la de Arquitectura. Finalmente, el 6 de octubre de 1905, la vida un poco aleatoria del poeta tuvo un favorable cambio, cuando el presidente Batlle y Ordóñez confirióle funciones de Delegado del Gobierno en el Banco de la República, puesto que conservó hasta su último día. Ampliamente permitían sus tareas burocráticas dedicarse a las letras al autor de Tabaré”. Dejó los versos, ya que, después del triunfo de su poema, con un tino ejemplar y difícil de ser hallado en casos semejantes, Zorrilla de San Martín no requirió nuevamente la lira. Quiso mantenerse en el pavés del triunfo, alto como había sido y se mantuvo. Diversos géneros, pero antes que ninguno la historia nacional, ocuparon sus días y, dentro del género, la figura de Artigas fué penetrando hondamente en su espíritu a medida que iba avanzando en un libro al cual tituló “Epopeya de Artigas”, trabajo de lírica apología antes que historia del campeón de la democracia platense.
En la última etapa de su vida, la etapa de los honores y del homenaje nacional realizado el 25 de agosto de 1925, el poeta era casi un fanático del vencedor de Las Piedras. La epopeya, publicada en 1910, resultó una obra difusa, en que la documentación recogida hasta entonces por los estudiosos, se pierde un poco en la prosa desmedida alguna vez de los dos volúmenes que forman la obra. “Resonancias del Camino”, “Recuerdos de viaje”, “La escondida Senda”, “El sermón de la paz”, “El libro de Ruth” y otras obras menores completan la bibliografía del autor de “Tabaré”. El 3 de noviembre de 1931, cuando en plena y aparente salud había regresado de una excursión por la ciudad de Mercedes, Zorrilla de San Martín falleció en Montevideo en forma casi repentina y sus restos, con honores oficiales y en medio de la emoción del país, fueron velados — solemnidad no vista todavía — al pie de la estatua de Artigas en la Plaza Independencia.
ZUCCHI, CARLOS
Arquitecto italiano que presidió la Comisión Topográfica y tuvo sobresaliente intervención en cuestiones urbanísticas montevideanas.
Formaba parte del grupo de profesionales y hombres de ciencia contratados en Europa y traídos a la Argentina en el gobierno de Rivadavia, teniendo el puesto de Ingeniero Arquitecto de la Provincia de Buenos Aires desde el año 1828 a 1835.
Por el mes de julio de 1836 pasó a radicarse en la capital uruguaya, tan bien recomendado a los hom-
