Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/142

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licias de Artigas, al mando de unos doscientos hombres, cuyo cometida principal era tomar cuenta de los movimientos de los portugueses en la dilatada zona que se extiende entre los ríos Cuareim e Ibicuy.

Acompañó a Artigas en la retirada al Ayuí en calidad de jefe divisionario y fué uno de los capitanes que le guardaron fidelidad negándose a oír las proposiciones de Sarratea, delegado porteño, ido al campamento con propósito de anarquizar las huestes del jefe oriental, provocando — como desgraciadamente sucedió — la deserción de excelentes jefes y oficiales.

De regreso a la tierra nativa asistió al sitio de Montevideo, donde se hizo famoso como excelente soldado de caballería, hasta que Artigas se retiró del campo de operaciones. En la lucha que poco más tarde desencadenóse entre las autoridades centralistas de Buenos Aires y el campeón del federalismo provinciano, Basualdo tuvo la misión de batir a Pérez y Planes, jefe de la columna porteña que operaba desde las Misiones. Nuestro comandante logró vencerlo y tomarlo prisionero en La Cruz, próximo al río Aguapey en Corrientes, en marzo del año 14. Después de estos éxitos se le encuentra luchando en la provincia de Entre Ríos, donde en vano procuró contener la penetración del coronel Eusebio Montenegro, compatriota a servicio de Buenos Aires, el cual lo puso en trance de pasar a Corrientes con mermadas fuerzas en derrota. Rehecho, logró vencer en Colodrero, el 24 de diciembre de 1814, al mayor correntino Genaro Perugorria, jefe que había desertado las filas de Artigas, el cual, hecho prisionero fué enviado al campamento de Purificación, donde el Protector lo hizo fusilar el 17 de enero de 1815 “por haber vuelto las armas contra sus hermanos orientales, reo de lesa patria, enemigo de su Provincia y traidor a la libertad de los pueblos.”

Encargado del mando en Corrientes, cuya capital ocupó, fué Basualdo un jefe correcto a la par de enérgico, y pasó más tarde a desempeñar funciones de jefe del litoral entrerriano con asiento en el arroyo de La China, actualmente Concepción del Uruguay, hasta que falleció en el mes de marzo de 1815, después de soportar una enfermedad dilatada.

Artigas, en oficio dirigido al Cabildo de Montevideo trasmitiéndole la triste noticia, califica a Basualdo de virtuoso ciudadano, cuya carrera estaba señalada con servicios brillantes que reclamaban el reconocimiento de la patria y el reconocimiento de los hombres de bien. “Yo he regado su sepulcro con mis lágrimas — sigue diciendo el gran caudillo — y he tributado a su memoria todas las honras debidas a su mérito admirable”. Sus trabajos y sus glorias — la Provincia le adeudaba fatigas de cinco años y la victoria había coronado tres veces sus esfuerzos — pedían una demostración, añade, para concluir solicitando a la noble corporación que honrara su memoria al pie de los altares de-

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