Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/143

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dicando un día de piedad religiosa en su obsequio.

Las ceremonias fúnebres realizadas en la iglesia Matriz constituyeron, por la introducción de ciertos ritos simbólicos antiguos, un espectáculo que Montevideo no había presenciado nunca.

Calumniado primero por el libelista Cavia, el detractor, insolente de Artigas, a Basualdo se le juzgó después por cierto grupo de escritores extranjeros y nuestros con una acritud y un lujo de adjetivos deprimentes que no pudo merecer nunca y los cargos acumulados contra el valeroso capitán republicano no resisten el más leve análisis,


BATLLE, LORENZO Cristóbal Manuel

Presidente de la República, teniente general del ejército y ministro de Estado. Hijo de un acaudalado comerciante catalán, nació en Montevideo el 10 de agosto de 1810.

Las guerras de la independencia y la final pérdida de las colonias por parte de España, arruinaron a José Batlle y Carreó. Sus propiedades situadas dentro de la línea de fuego de las tropas sitiadoras de Montevideo quedaron en escombros. Sus créditos como asentista de la plaza quedaron. impagos cuando el gobernador Vigodet la entregó a los patriotas.

Habiendo pasado su padre a gestionar en España las cuantiosas sumas que le adeudaba por estos conceptos, llevó consigo a la familia a fines de 1820.

El joven Lorenzo, después de principiar estudios en Barcelona, fué a continuarlos en el célebre Colegio de los Dominicanos de Soreze, en Tarn, Francia, para luego, tornando a península ingresar en el de Nubles y Militares de Madrid, donde tuvo varios condiscípulos que con el tiempo serían espadones de la monarquía borbónica o caudillos de guerra civil los unos-y nombrados hombres de letras los otros.

Formando entre los alumnos del colegio le tocó presenciar en 1823 cómo los verdugos de Fernando VI, uno de los más grandes bandoleros de la historia, ejecutaban en Madrid al general Rafael Riego, El recuerdo de aquellas escenas espantosas lo conservó Batlle por toda la vida.

En 1831 estaba de nuevo en Montevideo para dedicar sus actividades al comercio al frente de un molino harinero establecido en el barrio de La Aguada, donde había nacido.

Convocada la Guardia Nacional en 1833, ingresó a la milicia activa de infantería en calidad de teniente 2° el 7 de diciembre. Refractario por temperamento a toda violencia y con una ilustración más alta que la corriente, sus simpatías debieron ir de inmediato, al plantearse los primeros problemas y conflictos subsiguientes de la organización nacional, hacia el bando del general Rivera, a quien acompañaban los más destacados hombres de pensa-

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