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Goya, población correntina, a las 21 horas del 23 de agosto de 1863. El barco varó en esos mismos momentos, por lo que sus acompañantes, Federico Giró y Melchor Beláustegui, viéronse precisados a trasladar el cadáver a una goleta que llego a la ciudad de Paraná recién el 25 por la noche, dándosele pronta sepultura al medio día siguiente, en presencia de las autoridades.

Sus restos, traídos a la patria, reposan en el Cementerio Central de Montevideo desde el 28 de setiembre de 1865.

En la misma capital, una plazuela donde luce su busto y una de las calles que bordean la Facultad de Derecho, recuerdan el nombre del ilustre jurisconsulto.


ACEVEDO DÍAZ, EDUARDO Inés

Escritor, periodista y hombre político. Sus padres fueron Norberto Acevedo y Fátima Díaz, hija del general Antonio Díaz, y nació en la Villa de La Unión el 20 de abril de 1851.

Había concluído los cursos de bachillerato en Montevideo y se disponía a seguir estudios de derecho, cuando sobrevino la revolución del caudillo blanco coronel Timoteo Aparicio contra el gobierno del general Lorenzo Batlle, principiada en marzo de 1870. Entonces, abandonando todo, fué a reunirse con sus compañeros políticos y a participar de las peripecias de la guerra en campaña. Cuando se ajustó la Paz de Abril de 1872, ostentaba galones de teniente en el ejercito revolucionario.

Reintegrado a la vida civil sacó a la calle el diario “La República”, cuya propaganda acusaba un partidarismo que se tuvo por inoportuno, a la hora en que un anhelo de reconciliación patriótica parecía el sentimiento general. Por este motivo, tal vez, desapareció al poco tiempo, privado del favor público. Entonces, junto con Agustín de Vedia, entro a ser uno de los redactores de “La Democracia”, órgano nacionalista, donde se mantuvo hasta 1874, en que la dirección paso a manos del Dr. Francisco Lavandeira.

Actor en el choque sangriento del 10 de enero de 1875, en las filas de los principistas, después del golpe de fuerza del día 15 utilizo las columnas de “La Revista Uruguaya” que dirigía junto con Alberto Palomeque, para atacar con acritud y rudo personalismo a los asaltadores del poder. Perseguido y amenazado abandono el país, yendo a sumarse en la Argentina a los compatriotas que organizaban un movimiento armado con el propósito de restablecer por las armas el imperio de la ley, en un supremo esfuerzo de unión de la ciudadanía consciente, sin bandera tradicional y con la divisa tricolor de los cruzados del año 25. Iniciada la lucha, vadeo el Uruguay con una de las primeras expediciones y bajo las ordenes del coronel Julio Arreo, tuvo un puesto entre los bravos infantes que derrotaron a las fuerzas del coronel gubernista