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cierra el ciclo militar de este esforzado soldado veterano a quien la muerte alcanzó, no mucho después, en Montevideo, el 1° de noviembre de 1854.


BAZÁN, PEDRO

Militar de la época de la independencia, muerto a manos de los indios charrúas en el último alzamiento de estos salvajes, coincidente o relacionado con la revolución lavallejista del año 1832.

Español de nacionalidad, vino al Río de la Plata huyendo de los horrores de la reacción absolutista de Fernando VII, después de haber servido en su patria en las guerras contra Napoleón y luego en las filas constitucionales.

Era oficial de muchos conocimientos facultativos, poseedor de vasta preparación general y fué uno de los redactores de “El Caduceo”, periódico aparecido en 1830-31.

Entró a formar en el ejército como sargento mayor el 1° de setiembre de 1829, siendo licenciado del ejército de las Provincias Unidas y el 14 del mismo mes se le nombró “adicto” a la representación del Uruguay en el Brasil, siendo él quien condujo a Montevideo el acta aprobatoria de la Constitución del año 30 por el Imperio, documento con el que estuvo en nuestra capital en los últimos días de junio a bordo de la corbeta brasileña “Veintinueve de Agosto”.

Edecán del Gobierno el 9 de setiembre de 1830, fué ascendido a teniente coronel graduado el 18 de julio de 1831, en las promociones autorizadas por la Comisión Permanente, a título de honor a aquellos militares cuya vida estaba especial y únicamente consagrada a la patria y a consolidar el orden público.

En operaciones al lado del coronel Bernabé Rivera, cuando éste salió a someter a los charrúas sublevados, cayó junto con su jefe en la jornada de Yacaré Cururú, sitio próximo al río Arapey, en el actual departamento de Artigas, el 15 de junio, de 1832. En las listas de revista de Edecanes del Gobierno, constantes en el Estado Mayor, se dice en cambio que murió el 20 “a mano de los anarquistas”.

De los relatos, contradictorios casi siempre, de los pocos hombres que escaparon de la sorpresa, parecería deducirse que, desmontado, el comandante Bazán vendía cara su vida, pero el número de enemigos lo abrumó. La desaparición a destiempo y en estas crueles circunstancias de un jefe que gozaba de real estima, causó, a la par de la pérdida de su jefe, general pesar.

Muy adicto a Rivera, había estado a sus órdenes en las provincias argentinas en el año 28 cuando se incubaba la expedición de Misiones.

Según el Dr. Alberto Palomeque, adornaban al comandante Bazán cualidades sobresalientes de cultura social, inteligencia y valor. Estaba en Montevideo en proyectos de casarse y dejar la carrera, cuando el

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