Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/163

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absurda sublevación de los meses de junio y julio del 68, dirigida a imponer a las cámaras el voto de una ley dando curso forzoso al papel moneda de los bancos en falencia.

En el mismo año, sorprendido en trabajos subversivos, se le obligó a abandonar el país,

Al comienzo de la revolución blanca del coronel Timoteo Aparicio en 1870, parecía que Belén estaba dispuesto a rehabilitarse y hacer olvidar su turbulenta pasado cuando, al frente de la Comandancia Militar de Colonia, se desempeñó a satisfacción general y tuvo las mayores consideraciones y cuidados para con las prisioneros y los heridos enemigos de Manantiales.

No perseveró en los propósitos y en los momentos en que el acrecimiento del poderío de los revolucionarios rehechos, hacía más que nunca necesaria entre las filas gubernistas coloradas la disciplina y el sentimiento de cohesión partidaria en el ejército del gobierno, sublevóse en Paysandú contra la autoridad de su antiguo jefe y compañero Caraballo, y secundó los planes sin control de Fortunato Flores y del italiano aventurero Marconsini.

Después de la paz de abril de 1872, en el enconado pleito entre los colorados divididos en netos y conservadores (como los blancos se habían dividido en netos y principistas). Belén, por afinidades naturales, se enroló en primera línea entre los netos o “candomberos”, apareciendo como agente provocador en el acto eleccicnario frustrado del 1° de enero de 1875 y siendo uno de los que se adelantaron a sacar armas, precipitando el sangriento choque del día 10 en la plaza Constitución.

Instituido por los militares amotinados el poder usurpador de Pedro Varela, Belén encontró en aquel espantoso año de desgobierno su clima propicio: obtuvo repetidos destinos y durante la campaña contra la revolución tricolor fué designado comandante de extramuros de la capital, con residencia en la villa de La Unión.

Pero al desorden de la administración de Varela siguió la dictadura de Latorre y las cosas cambiaron.

Tuvo que morigerarse y recogerse sin que el gobernador le perdiera pisada y al fin optó por escapar para Buenos Aires sin licencia, por lo cual la autoridad lo radió de los cuadros militares en mayo de 1879.

En tal situación y estado de espíritu lo encontró el golpe antilatorrista del 13 de marzo de 1880, llevado a cabo merced a la astucia y a la determinación del coronel Máximo Santos, jefe del 5° de Cazadores, que logró imponer sus directivas a los demás militares de la guarnición de Montevideo.

Belén se puso entonces a: servicio del que había concluido con un enemigo tan peligroso como Latorre y convirtióse en una especie de guarda - espaldas de Santos.

Coronel graduado desde 1872, alcanzó la efectividad, fué nombrado Edecán de la Presidencia en 1882 y

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