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Sur en operaciones contra los revolucionarios nacionalistas acaudillados por Saravia y Lamas, el 16 de junio de 1897.

Reintegrado a su cargo después de la paz de setiembre, puesto hasta el 25 de octubre, en que Cuestas, presidente del Senado en ejercicio del poder ejecutivo, le dió sucesor.

Aceptó la situación de hecho creada por aquel gobernante con el golpe de Estado del 10 de febrero de 1898, fué Comandante Militar de Minas, Rocha y Maldonado en 1903 y en la guerra civil de 1904 mandó el Ejército del Norte en operaciones, del 1° de enero al 15 de abril, fecha en que fué ascendido a general de división. En disponibilidad desde ese momento, vivió en retiro hasta que atacado per un incurable mal anticipó el fin de sus días, el 11 de julio de 1918.

El curso de las operaciones mili. tares en la campaña de 1904, no ofreció ocasión al general Benavente para demostrar sus condiciones militares en una batalla campal, pero en las distintas acciones secundarias en que participó y en la múltiple serie de sus movimientos demostró hallarse plenamente capacitado para el desempeño de un puesto de tanta responsabilidad.

El orden que implantó en el ejército y la organización que supo darle se tradujeron, por lo demás, en la eficacia bélica del mismo en la jornada decisiva de Masoller, aunque bajó otro mando.

Sus medidas moralizadoras de orden interno y las severas disposiciones encaminadas a que las exigencias y los estragos de la guerra se redujesen al mínimo en cuanto pudieran afectar a los intereses particulares y generales del país, hablan de igual modo muy en favor del general que las dictó y sobre todo, las hizo efectivas.


BENAVIDES, VENANCIO

Hombre de campo, capataz de estancia en el departamento de Soriano, a quien se tiene por natural de Buenos Aires, y el cual, juntamente con Pedro Viera, bajo la sugestión del comandante Ramón Fernández, capitaneó el grupo de patriotas que, de los primeros, hicieron pública adhesión al grito de Mayo de 1810, en las márgenes del arroyo Ascencio, el 28 de febrero de 1811. Logró reunir como cien hombres que llegaron a apoderarse de la población de Mercedes y seguidamente de la Villa de Soriano, para operar después en Colonia.

Figura que no se mantiene dos años en el escenario nuestro, y figura sin más predicados que el valor, prestamente alejada de su campo original, la literatura lo ha ido vistiendo a su modo llegando a transformarla en una entidad caprichosa con un tanto de leyenda.

De Benavídez, en buena verdad, sólo puede decirse que, aspirante a una posición de jefe en la Banda

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