Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/174

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Como si la incomprensión y la injusticia de los contemporáneos se hubiese prolongado a lo largo del tiempo, tan sólo en los últimos años ha sido objeto de merecida atención su recia figura de hombre de guerra, y Plácido Abad llevaba publicado cierto acopio de noticias, algunas de las cuales — por estar documentadas — sirvieron para la redacción de esta biografía.


BERGARA, GREGORIO

Militar, nacido en 1801, el cual había comenzado su carrera como sargento en la Guardia Nacional de caballería de extramuros de la capital el 19 de agosto de 1834, siendo ascendido a alférez el 21 de octubre de 1836, después de hallarse en la acción de Carpintería librada contra las fuerzas revolucionarias del general Rivera — que fueron derrotadas — el 19 de setiembre de 1836.

El 17 de noviembre de este mismo año fué transferido al 3er. escuadrón de caballería de línea con grado de teniente 2°, ascendiendo a teniente 1° el 31 de octubre de 1837 y a capitán de la compañía de Tiradores el 25 de agosto de 1838.

Cuando el presidente Oribe renunció el gobierno embarcándose para Buenos Aires, Bergara figuró entre los oficiales, que prefirieron acompañarlo en su emigración, siendo de los componentes de la “Legión Fidelidad” organizada por Servando Gómez.

Después de haber hecho las terribles y famosas campañas de las provincias argentinas en el ejército que el tirano Rosas puso en manos del ex-presidente uruguayo, y de hallarse entre los vencedores de Arroyo Grande, volvió a la República cuando la invasión de diciembre de 1842, para seguir largo tiempo en operaciones en la zona norte del país, donde tendría nuevamente oportunidad de granjearse el aprecio de su jefe.

Era uno de los jefes de gran confianza del general Servando Gómez, y mandaba la vanguardia de éste el día del ataque y toma del pueblo del Salto el 9 de enero de 1847, que vino a ser la última de sus acciones militares, pues al poco tiempo su vida terminó cuando ostentaba galones de comandante, víctima de una rápida y violenta enfermedad en junio de 1847, siendo jefe de la División Paysandú.

Su pérdida fué deplorada en el diario oficial del Cerrito “El Defensor de la independencia Americana” en términos altamente expresivos, pues se le llama uno de los bizarros y valientes soldados del ejército, subrayándose el detalle de que el general Oribe había manifestado profundo pesar en términos que honraban la memoria del comandante.

Según testimonio de la prensa de Montevideo sitiado — insospechable por eso mismo — Gregorio Bergara era realmente uno de los militares de más valor entre los que contaba el ejército enemigo y sobre el cual no se anotó acusaciones de ninguna índole.

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