Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/196

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

acción era el que decidiría en última instancia la elección presidencial del 1° de marzo de 1860.”

No encuadra en un diccionario biográfico el estudio pormenorizado del cuadrienio gubernamental de Berro, correspondiendo decir únicamente que fué un recto magistrado que administró honradamente los dineros públicos, pero también un político absolutista y de limitadas vistas, a quien tal vez perturbaba la convicción de una superioridad indiscutible. De este modo, inauguró su gobierno declarando que no toleraría que se levantasen banderas de los viejos partidos con motivo ni pretexto alguno, lo cual equivalía a un ataque al sesgo contra la libertad política. El despido del gran ministerio, las crisis de gabinete, sucesivas, y su actitud en el conflicto con el vicario apostólico Mon. Vera confirman, por lo demás el absolutismo esencial de que se le acusa a Berro.

Combatido por una revolución traída al país en abril de 1863 por un caudillo del Partido Colorado, el general Venancio Flores, el gobierno contaba con todos los medios necesarios para combatirla y sofocarla. Pero las tendencias divergentes que actuaban en las altas esferas políticas, y la falta de compenetración entre el Presidente y sus generales, antes que el poder o la superioridad de los rebeldes, permitió a éstos agrandarse hasta recorrer el país en todas direcciones sin arriesgar nunca una verdadera batalla, ni verse obligados a librarla tampoco, por los militares del gobierno.

Las soluciones pacificas, tentadas a poco de encendida la guerra civil, fracasaron por intransigencias que hallaban fuerte asidero en el modo íntimo del Presidente de la República, celosísimo de su autoridad y de su preeminencia.

En los últimos meses de mando, la ruptura de Berro con un respetable núcleo del Partido Blanco, se tradujo en la sublevación del coronel Bernardino Olid, apoyando a los miembros opositores del Senado. La muerte del caudillo en armas evitó la prosecución de este brote anárquico en presencia del enemigo común, pero a la conclusión de su período constitucional el 1° de marzo de 1864, la situación política era de una gravedad extrema.

Desalojado del poder el Partido Blanco en febrero de 1865, el expresidente, que continuaba siendo la personalidad de más volumen y más prestigiosa dentro de las filas partidistas, se mantuvo en una actitud reservada mientras llegaba el momento de tomar la revancha contra los colorados vencedores.

Los trabajos desarrollados con absoluto sigilo, sospechados apenas, y no de que pudieran provenir del lado de Berro precisamente, se tradujeron en hechos el 19 de febrero de 1868, cuando el general Flores concluía de resignar la dictadura y la República había entrado de nuevo al régimen constitucional.

Personal en modo absoluto el gol-

— 196 —