Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/201

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sa de realización segura, pero a pesar de la buena propaganda de la prensa y del concurso que se le ofreció al “magister artium” por algunos particulares, la empresa no se pudo financiar.

Bertonet, por otro lado, no se distinguía por su perseverancia y pronto nuevas actividades comerciales aquí y en la capital porteña, lo llevaron por otros caminos.

Embarcado en un importante negocio de armas, pues también estableció casa de este ramo en Buenos Aires, emprendió un nuevo viaje a Europa y falleció en su país nativo a poco de llegar.


BERTRAN, Fermín EDUARDO

Militar, diputado y político, cuya vida desconcertante y agitada, tanto como su fin trágico, lo eternizaron en los fastos de nuestro pasado.

Hijo del comerciante catalán Cristóbal Bertran y de Felicia Peña, nativa de Soriano, vió la primera luz en el Cordón de Montevideo el 11 de octubre de 1821.

Frecuentó los buenos colegios de su época, donde se hizo de la preparación sólida que su padre deseaba utilizar para que lo sucediera en el giro de sus negocios, pero el hijo, de carácter vivo y voluntarioso, tomó otros rumbos.

Soldado de la Defensa de Montevideo, junto con Fernando Torres, a quien debía ligarlo después estrecha amistad y parentesco, fué partícipe de las disidencias internas del Partido Colorado y, enrolado como elemento de acción en el grupo que se denominaba conservador, que era la fracción principista, los votos del departamento de Canelones lo llevaron a la cámara de diputados en 1855. Desde allí, con sus correligionarios el Dr. José Mª Muñoz y Torres, hizo cerrada oposición al gobierno del general Venancio Flores, combatiéndolo después con las armas en la mano, en los alzamientos cívicos del 28 de agosto y del 25 de noviembre de 1855. Con tal motivo, el gobierno de Manuel Basilio Bustamante declaró a los tres diputados responsables de las consecuencias que pudiera ocasionar la perturbación de la tranquilidad pública. Dominada la tentativa revolucionaria, abandonó el país y, en esta situación, un decreto de 11 de enero de 1856, le prohibió — a la par de sus colegas — regresar al país mientras las cámaras no resolvieran sobre el caso, considerándolo como peligroso para la paz. Pero el 29 de febrero, último día del interinato de José Mª Plá, éste derogó el decreto de destierro y los diputados pudieron reintegrarse a la cámara con acuerdo de ésta.

No estaba Bertran en la República — en viaje por California — a la hora que se alzó en armas el general César Díaz en 1857, pero cuando el general Venancio Flores revolucionó el país seis años más tarde, olvidando viejas rivalidades, incorpo-

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