Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/206

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reorganización del Hospital de Caridad y la Casa de Expósitos, pulsando mejoras urbanas de importancia como el pavimento de las calles, etc.

Su afanoso cuidado por los intereses comunales y la discreción con que ocultaba sus sentimientos, probablemente, lo levaron al lamentable exceso de ser uno de los firmantes de la oprobiosa acta secreta de 30 de enero de 1819, por la cual el Cabildo entregaba un pedazo considerable del territorio patrio, al Norte del Arapey, a cambio del faro que Lecor iba a hacer construir en la isla de Flores. Pero, asímismo, nada fué suficiente para darle patente limpia ante las autoridades imperiales, de tal modo que no bien e tuvo noticia de la expedición libertadora de Lavalleja en 1825, lo prendieron el 20 de abril, reteniéndolo en la cárcel hasta el momento en que por descontarse como seguro el triunfo fué puesto en libertad y se ausentó con los suyos para Buenos Aire.

Electo diputado por Paysandú en 1828 y representante de Colonia en la Asamblea Constituyente, firma entre los que aprobaron la Carta de 1830.

Diputado por Montevideo en la primera legislatura de república independiente, estuvo mezclado en los primeros movimientos lavallejistas, por cuya causa el Poder Ejecutivo lo declaró suspendido en sus funciones, aunque legalmente significara una demasía. El 14 de enero de 1834, en la presidencia del general Rivera, ocupó el puesto de Alcalde Ordinario de la capital, y el 1° de abril de 1835, apenas tomado posesión del segundo gobierno constitucional el general Oribe, lo des designó Jefe Político del departamento de Montevideo. Una serie de medidas progresistas y acertadas que recuerdan al cabildante de la Cisplatina, entre las que destacan el cambio de destino de la vieja Ciudadela española convertida en mercado y la ubicación del nuevo cementerio, corresponden al período jefaturial de Juan Benito Blanco.

Contador General del Estado por decreto del 15 de octubre de 1836, Oribe le confió el ministerio de Relaciones Exteriores el 6 de agosto de 1837, puesto que retuvo a su cargo hasta el 1° de setiembre de 1838, fecha que entró a sustituirlo el doctor Carlos Villademoros.

El gobierno estaba conmovido en esa época por una seria revolución que sostenía en campaña el general Fructuoso Rivera, lo cual esterilizaba de antemano, virtualmente, las gestiones que sólo prosperan al amparo de la paz.

Cuando Oribe hizo renuncia del mando y se alejó del país en octubre de 1838, su ex-ministro creyóse en el caso de coparticipar de 2 suerte del Presidente y abandonó a su turno la República.

La nueva vida que el extranjero y los profundos disgustos que le habían ocasionado los recientes sucesos políticos, repercutieron casi en seguida en la salud de Blanco anublándole la razón.

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