Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/275

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salla, nuevo jefe del 30, solicitaba la autorización de orden para que Campisteguy pudiese desempeñar funciones de subteniente en comisión.

El régimen imperante en el ejército de aquellos días funestos subsiguientes al motín y el ambiente hostil que circundaba a los militares, no eran, sin embargo, como para ilusionar al ciudadano que tuviese alguna noción concreta de sus deberes y de sus derechos y “el alférez dragoneante”, resuelto a cambiar el rumbo de su vida encaminándose a la Universidad, pidió la baja que le fué concedida.

Bachiller en 1881, se matriculó en la Facultad de Derecho y seguía regularmente los cursos, cuando al prepararse en la República Argentina el movimiento revolucionario de 1888 contra el régimen gubernativo que se personalizaba en el general Máximo Santos, se ausentó de Montevideo para tomar su sitio en las filas del ejército ciudadano, formando como ayudante mayor en el batallón de infantería a órdenes de Rufino Domínguez.

Invadida la República por el departamento de Paysandú, los revolucionarios fueron completamente vencidos en la primer batalla librada entre los palmares del Quebracho, el 31 de marzo.

Al año siguiente, 1887, se recibió de abogado con la tesis que tituló “Breves consideraciones sobre nacionalidad y ciudadanía”. Para esa época, la reacción civilista que se había iniciado con el Ministerio Ramírez a fines de 1886, permitió que Campisteguy fuera nombrado vocal de la Dirección de Instrucción Pública por el trienio 1887-89.

Fundador, junto con José Batlle y Ordóñez, del cotidiano “El Día”, que propició la elección presidencial del Dr. Julio Herrera y Obes el 19 de marzo de 1890, en las primeras elecciones subsiguientes fué votado por el departamento de Río Negro para la legislatura 1891-94, siendo reelecto por la misma jurisdicción para el nuevo período 1894-97.

En el curso de su segunda diputación, el panorama político habíase modificado y se hallaba en desavenencia total con el presidente Idiarte Borda.

En esa postura de opositor al régimen vigente, — idéntica a la de su amigo Batlle y Ordóñez — Juan Lindolfo Cuestas, presidente del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo el 25 de agosto de 1897, por la muerte violenta de Idiarte Borda, lo llamó al Ministerio de Hacienda el 28 de setiembre del mismo año.

Entablada la lucha entre Cuestas y la Asamblea que se negaba a elegirlo presidente, Cuestas, a pretexto de garantir la Asamblea de cualquier atentado contra su estabilidad — chistosa ocurrencia que según Carlos Mª Ramírez no tenía semejante en Moliére — movilizó en Montevideo, por decreto de 8 de enero de 1898, cuatro batallones de guardia nacional de infantería, uno de los cuales, el 3°, fué puesto bajo las ór-

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