Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/359

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

sus bienes, mientras los jefes gubernistas, por su parte, abrían claros en los rodeos del coronel correligionario que no se decidía a acompañarlos.

A principios de 1863, en compañía del coronel Simón Moyano, contribuyó al sometimiento de los coroneles blancos Basilio Muñoz y Timoteo Aparicio, que habían invadido el Brasil, y dos años más tarde, el 30 de julio de 1867, la muerte lo alcanzó en su estancia, después de sufrir una corta enfermedad.

Los hijos del matrimonio Crosa-Peñarol, que fueron varios, mujeres y hombres, contando entre éstos el coronel Félix Diego (a) Varón, Pablo (fallecido en 1834) y Fabián, pasaron con el tiempo a residir en una localidad cercana Montevideo. Por esto, el apodo sui géneris se incorporó a la toponimia montevideana, de donde con los años sacaría su nombre una prestigiosa entidad deportiva.

No es exacto, pues, que sea el coronel, hijo único de ese apellido quien haya dado nombre a la población de Peñarol, según afirmaciones corrientes.


CRUZ Y COSTA, JUAN

Funcionario público y jefe de milicias, nacido en Montevideo en 1828. Actuó desde joven en las filas del Partido Colorado tuvo a su Cargo, a servicio del gobierno del general Batlle, el Batallón de Extramuros durante la revolución blanca de 1870-72.

Electo diputado por Florida en la 10ª legislatura (1868) y por Montevideo en la 11ª (1873), no llegó a terminar su periodo.

Hombre de trabajo en épocas de paz, en la dictadura de Lorenzo Latorre éste lo fué a sacar de sus ocupaciones para darle la Jefatura Política del Salto — que se hallaba en un completo desquicio — el 17 de noviembre de 1877.

Cruz y Costa, hombre serio y Organizador, reajustó presto la parte administrativa, pero procedió con mano dura al poner en vigencia el programa latorrista que significaba el orden por el terror.

En aquel lejano departamento litoral, persiguió sin cuartel a vagos, cuatreros y malhechores — y aun a sujetos más o menos tales o de peligrosidad discutible — y encontró ocasión de aplicar la “ley de fugas” al capitán Albarenque (octubre de 1878), conforme la aplicaron reiteradamente otros delegados del Poder Ejecutivo en sus respectivas jurisdicciones.

En febrero del mismo año 78 hizo bajar, a Montevideo al comandante Felipe Fresnedoso. Poseía una carta de firma de Latorre, dándole facultades discrecionales para proceder, llegado el momento, contra este jefe medio turbulento mas bien que temible, pero Costa optó por diferir tan serio asunto a la resolución superior.

Une vez en la capital, Fresnedoso

— 359 —