Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/362

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con notas a la Curia tan enérgicas como la del 26 de marzo de 1885 (Véase Mariano Soler).

Cuando los escandalosos manejos de la política de la época hicieron al Dr. Francisco A. Vidal presidente de la República en sustitución del general Santos, cuyo período finalizaba el 19 de marzo de 1886, el nuevo presidente puso en manos de Cuestas el Ministerio de Hacienda.

Apenas hecho cargo del puesto, expidió el ministro el decreto de 3 de marzo llamado de reorganización administrativa, por el cual abríase una contabilidad nueva para la nueva administración y se procuraba discriminar de modo claro, en cualquier momento, qué cosas podían haberse hecho en el período gubernativo que concluía y las que se hubieren de hacer en el que se inauguraba.

Cuestas había olvidado por un momento, que estas medidas sornbreaban un pasado demasiado próximo. Presto volvió a la cruda realidad cuando el general Santos, ante la actitud oblicua del secretario de Hacienda, exigió a Vidal que lo eliminara del gabinete y Cuestas se vió obligado a abandonar la cartera.

El 12 de junio del mismo año marchó a la República Argentina con cargo de Ministro Plenipotenciario, para regresar de Buenos Aires en marzo de 1887, ocupando la banca de senador por Flores como primer suplente del capitán general Máximo Santos, que había renunciado ese cargo.

Laborioso en las comisiones, sin perjuicio de que interviniera en los debates del recinto, demostró Cuestas tino y sensatez de criterio en cuestiones hacendísticas, como siermpre.

Pero, tan adicto al gobierno de Tajes como a todos los demás gobiernos, sus antecedentes santistas lo abrumaban y además la malquerencia que se tenía ganada de los elementos clericales, habían labrado mucho en contra suya, Por esta causa cuando el presidente Herrera Obes, vacante un puesto en la Comisión Fiscal de Bancos por fallecimiento de Emilio Lapuente, designó a Cuestas para reemplazarlo, los otros dos miembros, Mauricio Llamas y José Saavedra, prefirieron renunciar antes de tenerlo por colega. En la prensa, “El Siglo” calificó el nombramiento de “acto incomprensible de atavismo político”.

El gobierno, a pesar de todo, creyó tener su candidato y le encontró nuevos compañeros, personas honorables también, pero de menor prestancia que los dimitentes.

Diputado por Colonia en el período 1891-94 y reelecto por Montevideo al terminar aquél, en 1896 ingresó al senado elegido por el departamento de Paysandú y presidía este cuerpo desde el 15 de febrero de 1897, cuando por la muerte violenta de Idiarte Borda el 25 de agosto del mismo año, fué llamado al ejercicio del Poder Ejecutivo,

Pésima impresión causó en todos los sectores de la opinión pública la

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