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que saludó con veintiún cañonazos — para iniciar el asedio que debía durar casi nueve años.

Díaz reinició en el campo del Cerrito primero y luego en la Villa de la Restauración, sus tareas de Ministro de Hacienda y Guerra de aquel simulacro de gobierno,

En discrepancia con Oribe por-no compartir con éste los extremos que importaba la circular del 19 de abril de 1845 ni el decreto de confiscación de bienes, aquél lo alejó del gabinete a pretexto de que se le necesitaba en el litoral del Uruguay, encargando interinamente de ambas carteras ministeriales al Dr. Carlos G. Villademoros, que vino a convertirse en Ministro General.

Después de una movida actuación y de grandes tareas, algunas veces inútiles, para reorganizar el lamentable estado militar de los departamentos, cesó la comisión al ordenársele regresar a Montevideo, cuando el general Díaz se negó “a descender — así lo dice en su carta a Oribe, de enero de 1846 — a la categoría de verdugo y de verdugo de personas indefensas, y además de eso, inocentes”, Restituido al Cuartel General del Cerrito, en mayo esteba nuevamente en posesión de los ministerios que anteriormente había desempeñado.

Permaneció en su cargo hasta la Convención de Paz del 8 de octubre de 1851, impuesta por Urquiza a Oribe vencido.

Amigo siempre de su jefe, éste supo consultarlo en varias ocasiones, durante los gobiernos de Giró, del Triunvirato y de Flores.

En junio de 1854, habiéndose desembarcado en Montevideo los restos del general Carlos de Alvear, repatriados de Estados Unidos y de paso para Buenos Aires, el Ministerio de la Guerra designó al general Díaz para formar parte de la comisión que acompañó los despojos, como compañero de las guerras de la independencia y campaña del Brasil.

Adhirió al pacto de los generales Oribe y Flores en la Unión — noviembre de 1855 — del que surgió al año siguiente la presidencia de Gabriel Pereira y cuando los sucesos de Quinteros en febrero de 1858, intervino, aunque en vano, para salvar la vida de su sobrino el general César Díaz, jefe de la revolución vencida.

Un mes más tarde, el 9 de marzo, el presidente Pereira lo hizo Ministro de Guerra y Marina. Iba al gabinete como representante de una tendencia moderada y moderadora y, dentro de su marco hizo lo posible para acreditar un gobierno moral. mente quebrado, al que acompañó hasta su último día.

Bajo los auspicios de Díaz se fundó en julio de 1858 la Escuela Militar Oriental, bajo la dirección del coronel de Ingenieros José María Echeandía.

Brigadier general el 4 de octubre de 1859, el 19 de setiembre de 1861 el presidente Berro lo nombró Inspector del Ejército en el arma de infantería y fué miembro y presi-

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