Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/460

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2° de cazadores, cargo que poseía desde el mes de junio de este mismo año, legó a teniente coronel con fecha 24 de abril de 1875, tocándole hallarse con fuerzas de su mando en el encuentro de Palomas, donde el 13 de octubre los soldados ciudadanos de la Revolución Tricolor mandados por el coronel Atanasildo Saldaña, derrotaron a la columna gubernista del coronel Simón Martínez, impidiéndole su incorporación a las fuerzas de Hipólito Coronado que iba buscando.

Cuando Latorre asumió la dictadura dió a Farías la jefatura del batallón 4° de cazadores el 21 de marzo de 1876 y allí permaneció hasta que el cuerpo fué disuelto por razones de economía el 29 de agosto de 1879, y el jefe entró a revistar en la Plana Mayor Pasiva.

Electo Presidente el Dr. F. A. Vidal el 13 de marzo de 1880, Santos, Ministro de la Guerra todopoderoso del nuevo gobierno, hizo nombrar a Farías, viejo y adicto amigo, Jefe Político de Soriano por decreto de fecha 30.

Coronel graduado el 14 de octubre del mismo año, se le designó para la jefatura del regimiento de caballería N° 3 creado en el propio día, a fin de emplearlo en el servicio en la frontera del Brasil.

Ascendió a coronel efectivo en mando de dicha unidad el 23 de febrero del 83 y el 21 de enero del 84 pasó a la jefatura del 1° de cazadores, y de allí, el 24 de diciembre del mismo año, a la Inspección General de Armas, culminando así su carrera.

Por entonces el coronel Farías hallábase aquejado de la incurable dolencia que lo victimó, sin que de nada pudiese valerle la ciencia europea a la cual hubo de recurrir efectuando un largo y anhelado viaje a la capital de Francia.

Falleció en Montevideo el 18 de febrero de 1885 y las cámaras le votaron el 20 el ascenso póstumo de general de brigada, sancionando un proyecto nacido al calor de la simpatía personal del gobernante por su extinto amigo y compañero de armas,

Sobre faltarle tiempo reglamentario en el grado, los servicios eminentes y calificados tampoco podrían traerse a cuenta.

Sólo un episodio individualiza a Farías en su carrera de soldado valeroso, y fué cuando el 19 de febrero de 1868, simple subteniente de guardia en la Jefatura de Policía de la capital, al estallar la revolución blanca encabezada por Bernardo Berro, tomó rápido y por su propia cuenta la eficaz medida de cerrar los portones de la casa del Cabildo, poniéndola a cubierto de un ataque sorpresivo, que era evidente podía producirse.

La Junta Económico-Administrativa de Montevideo no quiso, por su parte, desertar de los homenajes y denominó General Farías a una calle de la ciudad.

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