Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/464

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acreditó buenos servicios, pues era un oficial de valimiento. Su inútil cuanto injustificable sacrificio, fusilado el 2 de enero de 1885 junto con el general Leandro Gómez y otros jefes, sin forma de proceso, vino a señalarle — triste y lamentable notoriedad — un sitio en la historia de nuestras desdichadas contiendas civiles.

Aunque en las filas había llegado solamente al grado de capitán, por decreto del 11 de enero de 1865, extensivo a todos los jefes y oficiales que habían pertenecido a la guarnición de Paysandú, se le consideró a Fernández corno ascendido al grado inmediato superior.


FERNÁNDEZ, LORENZO Antonio Félix

Constituyente del año XXX, segunda Vicario Apostólico de la República.

Hijo de Juan Fernández, español, y de Jacoba Larrobla, montevideana, había nacido en Montevideo el 20 de noviembre de 1792, aunque algún biógrafo lo da como natural de Canelones.

Obtuvo las sagradas órdenes en Buenos Aires, el año 1817, impuestas por el Obispo de Salta, cuando Fernández ya había enviudado,

Abrazó la causa de la patria y tuvo cargos representativos en las primeras asambleas de las Provincias Unidas, como diputado de la Provincia Oriental.

Constituyente de 1830, electo por Canelones, ingresó e la Asamblea el 22 de noviembre de 1828, cesando el 30 de junio de 1829, circunstancia de tiempo que hizo que su firma no aparezca ni en la Carta ni al pie del Manifiesto a los Pueblos.

En 1835 sustituyó en calidad de cura excusador al presbítero Larrobla en la parroquia de Canelones y fué Cura rector de la parroquia de San Francisco, cuando ésta se creó en la capital, una vez extinguida la orden por decreto del general Rivera en diciembre de 1838. Larrañaga, con previo consenso del gobierno, lo nombró Provisor y Vicario sustituto el 18 de julio de 1841, y vacante el vicariato por fallecimiento de Larrañaga en febrero de 1848, Fernández entró a sustituirlo.

El gobierno que ejercía en su campo sitiador del Cerrito el general Manuel Oribe, desconoció la autoridad de Fernández.

En estas circunstancias, Rosas tan firme en sus propósitos de menoscabar la soberania nacional — como fueron notorios sus propósitos anexionistas — hizo que el Obispo de Buenos Aires, arrogándose facultades de que carecía y ordenando fuera de su jurisdicción territorial, nombrara por su cuenta Vicario del Uruguay al presbítero Manuel Rivero. Andrés Lamas, Ministro de la República en Río de Janeiro, denunció la osada intervención de la curia de Buenos Aires, y no obstante los esfuerzos del general Guido, Ministro de Rosas en la corte imperial, el De-

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