Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/466

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

do eminentes servicios en las luchas de la revolución continental.

Hijo de Dionisio Fernández, del reino de Galicia, y de Nicasia Giménez, nativa de la capital, vió luz en esta ciudad el 19 de julio de 1775.

Hizo carrera eclesiástica y ejerciendo su ministerio, apenas producido el levantamiento del país, se incorporó como capellán a las huestes libertadoras de la división artiguista que mandaba Venancio Benavidez.

Presente en el ataque de los patriotas a la plaza de San José el 25 de abril de 1811, recorrió la línea exhortando con encendido entusiasmo a los soldados. Poco después le cupo hallarse en la jornada victoriosa de Las Piedras, el 18 de mayo, y el 27 entró con Benavidez en la Colonia, abandonada por el español Vigodet.

Luego, ya con horizonte más dilatado, pasa como capellán al ejército expedicionario de Chile a órdenes del general San Martín. Actor en la batalla de Chacabuco el 12 de febrero de 1817, contó al mes siguiente entre los dispersos de la sorpresa de Cancha Rayada y fué participe, pronto, el 3 de abril, de los laureles conseguidos en la victoria decisiva de Maipo.

Las penurias de la travesía de la cordillera y el rigor del frío, repercutiendo en el físico del Capellán, obstaculizaron su carrera, pues lo obligaron a regresar a Buenos Aires, donde se encontraba cuando el gobierno de Rivadavia lo designó capellán mayor del Ejército Republicano en operaciones contra el Imperio del Brasil.

Listo ya para ponerse en camino, un terrible ataque de reuma lo mantuvo inmóvil en la capital porteña.

Postrado y en gran penuria económica. gestionó inútilmente en la administración de Rosas que se regularizara su situación, proveyéndose en cuanto a sus haberes atrasados.

Años enteros anduvo su solicitud corriendo trámites, y cuando después de peregrinar inútilmente por las oficinas y de hacer largas antesalas, tuvo el convencimiento de que no obstante la justicia que lo asistía y los derechos probados en el expediente, no se haría lugar a su instancia por móviles políticos, solicitó que se le devolviera el manojo de papeles honrosos que acreditaban sus servicios y abandonando Buenos Aires tomó el camino de su ciudad natal; rindiendo así — dice un periodista contemporáneo — el único servicio que en casos semejantes es dado hacer a los ancianos: “Alejarse de la iniquidad, protestando contra ella”.

— 466 —