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bierno la paga de uno de sus atrasadísimos sueldos para los gastos del entierro del veterano de la patria, que tenía la medalla y los cordones de doble trenza y tres ramales ganados en Maipo.


FERRARI, JUAN Manuel

Escultor nacido en Montevideo el 21 de mayo de 1874, hijo de un italiano de su mismo nombre y escultor también, soldado de Garibaldi en las campañas por la libertad de Italia.

Valor de primera clase entre escultores uruguayos, es asimismo todo un valor primordial entre los grandes artistas del continente, cuya soberbia concepción conmemorativa del Paso de los Andes por el general San Martín, alzada en la ciudad de Mendoza, proclamará su fama, en todo tiempo, desde las estupendas estribaciones de la cordillera.

Arrebatado en plena vida y en plena actividad, a los cuarenta y dos años y teniendo en cuenta además que la carrera artística de Ferrari fué una carrera morosa y no exenta de contrariedades, se lega a la conclusión de que un ensañado destino sólo concedió al escultor, por muy pocos años, el goce de la libertad y la posesión de la tranquilidad que emancipan, permitiéndole trabajar las obras maestras que habían de consagrarle.

Difícil la iniciación y tardíos los éxitos, Ferrari se encargó de sintetizarlos en el melancólico párrafo autobiográfico escrito en 1902, donde balancea su carrera: “Activo: un concurso ganado y un monumento, “Pasivo: seis años de vida !”. El concurso era uno de regular importancia que había ganado en Buenos Aires. El monumento era la estatua ecuestre de Lavalleja, que precisamente en esos días de 1902 se iba a inaugurar en la plaza de la ciudad de Minas, ejecutado — palabras suyas — “contra viento y marea”.

Los primeros ensayos, hechos naturalmente en el taller de su padre, se continuaron en Buenos Aires en 1888 y dos años más tarde, con una pensión votada por las cámaras en 1892 y renovada en 1896, pasó a Roma. Allí tuvo por maestro a Héctor Ferrari, y luego no más, contó entre sus discípulos predilectos el joven uruguayo de condiciones brillantes y laboriosa vida. Frecuentó asimismo el Instituto de Bellas Artes, y obtuvo primer premio de escultura en 1893.

Sus envíos de pensionado — entre los cuales un Prometeo y un medallón alegórico con el retrato de Artigas — se conservan en el Museo Nacional de Bellas Artes.

De regreso a la República puso en planta una clase gratuita de plástica en la Universidad, a cuyo frente estuvo tres años.

A fines de 1900 la Comisión del Monumento a Lavalleja en Minas, aceptó el proyecto presentado por

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