cida en los departamentos de Colonia, Soriano y Durazno, dimitió el destino en 1855.
Fué censor de teatros al fallecimiento de Acuña de Figueroa y formó parte de la cámara de diputados electo por el departamento de Florida en la décima legislatura, 1868.
Tuvo el doctor Ferreira y Artigas brillante actuación en el periodismo nacional y sus ensayos literarios remontan al año 1848.
Fundador de “La Mariposa”, semanario de letras y artes en 1851, dirigió con Heraclio C. Fajardo, en 1955, un periódico de índole semejante titulado “Eco de la Juventud Oriental” y posteriormente una hoja satírica, “El Mosquito”.
Su primer diario político, en el que resucitó el prestigioso e histórico nombre de “Comercio del Plata”, en 1860, no tuvo vida, y en 1863, juntamente con José Pedro Ramírez y Elbio Fernández, aparece figurando en la redacción de “El Siglo”.
Emigrado durante la revolución colorada del general Flores, una vez que triunfó su partido político, sacó a luz en mayo de 1865 “La Época” y desaparecida esta hoja, al año siguiente se le halla otra vez en “El Siglo”.
En compañía de Eduardo Gordon fundó y dirigió el cotidiano “El Orden”, aparecido. en 1868, pero la inseguridad de las convicciones siempre fluctuantes de su compañero de tareas, influyendo sobre los rumbos del diario cuya propaganda debía prestigiar al gobierno del general Batlle, pusieron al Dr. Ferreira y Artigas en el caso de abandonar la empresa, declarando que “consecuente con la política de su partido prefería pasar por intransigente pero jamás por tránsfuga”.
Juzgado Fermín Ferreira y Artigas como poeta, sus composiciones no resisten a una crítica severa, como tampoco fué más allá en un breve ensayo de novela “Inés de Lara” ni en el Proverbio Teatral en verso “Donde las dan las toman”.
Fuerte paladín de la causa democrático-liberal, amigo y admirador de Francisco Bilbao, el iluminado chileno, apóstol de sus mismas ideas, cuando en 1868 se organizó en Montevideo la sociedad llamada “Alianza Republicana” bajo la advocación de Mazzíni, el doctor Fermín Ferreira y Artigas fué uno de los más prestigiosos adherentes. Militante en la Masonería, tenía alto grado entre los hermanos.
En servicio de idealidades afines colaboró desde Montevideo en “El Eco Paraguayo”, órgano que los emigrados de aquel país, Manuel Pedro Peña y Gregorio Machain, publicaban en Buenos Aires para combatir la tiranía imperante en su patria.
Fogoso orador, de palabra fácil y rotunda, tuvo en ciertos momentos rasgos de tribuno popular. Hombre de generoso corazón — que no conoció ningún enemigo — estuvo siempre al servicio de toda idea altruista y humana y esta noble orientación
