Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/489

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prueba con luz meridiana que ambos hijos del dictador muerto se habían convertido en personas indeseables y que su presencia en la capital configuraba un obstáculo evidente para el restablecimiento de la normalidad con garantías, que es de prestigio como el general José G. Suárez, exigieron del gobierno.

Desterrado a La Habana junto con sus hermanos en febrero de 1875, después del motín militar que derrocó al presidente Ellauri, Segundo Flores redactaba a esa fecha el diario principista “La Idea”.

Durante los gobiernos irregulares o de fuerza que se sucedieron en el país a partir de aquel aciago atentado institucional, dedicó sus actividades a empresas de comercio y en 1880 el capitán Bartolomé Bossi lo encontró en el puerto de Guayaquíl, con un buque cargado de mercaderías.

La reacción política de noviembre de 1886 y la presidencia civilista del Dr. Julio Herrera y Obes, le dieron ocasión de tomar un sitio en la nueva era que se abría para el país. Se le designó Cónsul General de la República en Francia y durante varios años lo desempeñó con residencia en Paris.

La enfermedad que concluiría con su existencia, haciéndose sentir ya por esta época, malogró una carrera administrativa para la cual lo habilitaban su inteligencia y una vasta cultura.

Vivió sus últimos años por crueles padecimientos, viniendo a fallecer en la ciudad natal el 3 de Julio de 1903.


FLORES, VENANCIO

Presidente de la República en 1854 - 55 y Dictador con título de Gobernador Provisorio en 1865 - 68; brigadier general y comandante en jefe del ejército uruguayo en la Campaña del Paraguay.

Había nacido en el pueblo de Porongos — llamado ahora Trinidad — situado en el norte del departamento de San José, el 18 de mayo de 1808, siendo hijo de un estanciero, Felipe Flores y de Mercedes Barrios, de Soriano.

Parece que su familia deseaba destinarlo a servicio de la iglesia, pero el año 23, al levantarse le campaña para secundar la patriótica empresa de los cruzados de la Agraciada, el mozo tomó las armas uniéndose a las milicias del coronel Adrián Medina, y en simple calidad de solado hallóse en Rincón el 24 de setiembre y seguidamente en Sarandí el 12 de octubre promovido a alférez con destino al segundo escuadrón de línea que mandaba el comandante Bernabé Rivera, ascendió allí a teniente y a capitán, grado que tenía cuando a la par de sus compañeros, juró en San Pedro de Durazno, el 20 de julio de 1830, la Constitución de la República. Figuraba ese día en la compañía N° 4 y desempeñaba, con carácter provisorio, la mayoría. Continuó en ser-

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