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Fonda como jefe de su Estado Mayor, a quien le tocó traer a Montevideo el parte de la capitulación de Mazangano. Promovido a teniente coronel el 7 de julio del mismo año 69, el 7 de agosto siguiente se le confirió la jefatura de la Escolta de Gobierno, cargo que mantuvo hasta el 23 de enero de 1870.

Producida la revolución blanca que encabezó el coronel Aparicio, sirvió en el ejército comandado por el general José Gregorio Suárez.

“Al separarse de mi lado — ofició Suárez al Ministro de la Guerra desde la costa del Pintado el 7 de marzo de 1871 — este valiente y pundonoroso Jefe, cumplo con un deber de conciencia recomendándolo altamente a la consideración del Exmo. Gobierno”. “En el arma de caballería unas veces y otras en la infantería, importante ha sido siempre su concurso en los momentos más difíciles que ha tenido el ejército”.

Hallándose en la guarnición de la ciudad de Salto rechazó el ataque del 4 de noviembre de 1870 y al mando del batallón “Urbano” asistió a la sangrienta batalla del Sauce, el 25 de diciembre del propio año.

Hecha la paz, el presidente Gomensoro lo nombró el 9 de abril de 1872 Jefe Político del departamento del Salto y de allí, sabiéndolo hombre de toda confianza y excelente administrador, lo pasó a Inspector de Policías de campaña el 6 de agosto, a fin de cortar los grandes abusos que se denunciaban en esa rama del servicio público.

Afiliado a la tracción colorada principista y electo presidente el Dr. José E. Ellauri, su amigo personal, le confió el Ministerio de Guerra y Marina el 1° de marzo de 1873. Queriendo prescindir de los caudillos y de los espadones, Ellauri no hizo un nombramiento acertado, pues no obstante ser el comandante Fonda un hombre y un soldado intachable, su calidad de extranjero y su bajo grado militar fué explotado por los adversarios para atacar al gobierno y sembrar cizaña en la clase armada.

Del Ministerio de la Guerra, donde el 14 de setiembre de 1874 fué sustituido por el coronel Eduardo Vázquez, Fonda vino a la Jefatura de Policía de la Capital, y en ese puesto no pudo — por causas complejas — intervenir del modo eficaz que hubiera sido necesario, al producirse, a su vista, los tumultuosos sucesos del 10 de enero de 1875.

Aislado en la Jefatura y rodeado de traidores, nada legó a hacer tampoco en favor de la legalidad la infausta madrugada del día del motín.

Depuesto el presidente Ellauri fué a reunírsele en el buque de guerra brasileño donde estaba asilado, para acompañarlo al destierro.

Volvió a la República en son de guerra al producirse la Revolución Tricolor a fines del 75 invadiendo por el departamento de Soriano, y a las órdenes del coronel Saldaña peleó entre las filas de los vencedores de Palomas. Fracasada la noble tentativa de restauración legalista, Fonda regresó a la Argentina.

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