Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/504

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éste reparó nuevamente en él, pero a su vez con el subalterno móvil de aparecer como amparador de las glorias olvidadas del país y de los antiguos soldados del Partido Colorado, del cual se titulaba jefe.

De este modo, en 1882 Fraga empieza a revistar en la lista de servidores de la independencia. El 25 de octubre del 83 lo ascendió a brigadier general y en diciembre del 84 fué promovido a teniente general, conforme a las equivalencias del código militar puesto en vigor.

En el período santista habían elegido al veterano militar, presidente de la Junta Económico Administrativa de Montevideo, para que fuese en la corporación una de esas figuras respetables destinadas en ocasiones a dar tono histórico a los elencos oficialistas improvisados.

La muerte lo alcanzó en tal destino, octogenario largo, el 18 de diciembre de 1855. Pocos días después, sus compañeros de la corporación municipal dieron el nombre de General Fraga a una calle de la ciudad que corre en el barrio de la Aguada.


FREGEIRO, CLEMENTE Leoncio

Historiador y educacionista a quien, ni los cincuenta y ocho años que vivió fuera de su patria, ni sus actividades intelectuales, ni los lazos que lo ligaban a la República Argentina, fueron suficientes para desvincularlo de su solar nativo, donde lo retenían atado de alma sus recuerdos y su calidad de notable historiador de Artigas.

Nacidas del culto a la verdad y de su amor a la justicia sus opiniones artiguistas, había heredado de su progenitor sus ideas políticas; sirvió a las primeras con su talento de investigador tenaz y desvelado y a las segundas manteniendo una especie de culto de corazón por los hombres que habían servido a la misma causa que su padre. Como prueba de estos asertos — si no existieran otros — estarían siempre para prueba del sentir uruguayo su libro “Artigas”, aporte histórico donde se documenta a fondo la reivindicación del Prócer, y la parte fundamental que tuvo en la polémica de Carlos María Ramírez con el diario “Sud América” de Buenos Aires. De sus ideas políticas habla la misión de enero de 1884, cuando vino a Montevideo portador de la bandera de Paysandú que se conservaba por el Dr. Andrés Lamas, para que cubriese — por un instante y en una ceremonia solemne — la urna que guardaba los restos de Leandro Gómez. Fué en estas circunstancias precisamente, cuando, calificado de correligionario por un diario nacionalista de la capital, Fregeiro se apresuró a rectificarlo por escrito, diciendo que carecía en absoluto de vida política y que, ocupado tan sólo de sus estudios e investigaciones “no tenía deseos ni voluntad de enrolarse en ninguno de los partidos militantes, cuyos propósitos respetaba por otra parte”.

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