Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/53

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

el año 25 lo volvió, sin embargo, a la vida política y electo diputado por San José, vino a incorporarse a la Asamblea General Constituyente y Legislativa el 1° de enero de 1829, pero sin renunciar a su patria de origen y dispuesto a renunciar su cargo en caso de que se planteara la opción.

Participó el Dr. Alvarez con gran empeño en las tareas de la Asamblea y — según su prolijo biógrafo — “aportó a aquel conclave de primitivos sus luces jurídicas y contribuyó con asiduidad y tesón a la obra constitucional, siendo por su ponderación y su equilibrio uno de los artífices más lúcidos de nuestro primer Código Político”.

Organizados los poderes públicos de la joven República, dimitió la diputación al ser electo camarista del Superior Tribunal de Justicia el 12 de agosto de 1829, cuya presidencia entró a ejercer en marzo de 1832, cargo que mantuvo 12 años, hasta el día en que hizo abandono de la administración pública.

Iniciado el infaltable periodo de luchas internas en el cual debía de moldearse el país, lenta y dolorosamente, cuando alrededor de los caudillos los bandos políticos principiaron a concretarse, el Dr. Alvarez, por inclinación natural figuró entre los partidarios del general Fructuoso Rivera, el hombre de guerra “que — según el maestro de Ariel — propendió siempre a reconocer y consagrar el valor social y político de la inteligencia y se rodeó de elementos de civilización, de saber y de cultura”.

Electo diputado por Soriano en la primera legislatura, ejerció su mandato, no obstante su investidura de juez, previa la declaración oficial correspondiente, de que no eran incompatibles.

Participe en las enconadas polémicas de prensa del término gubernamental de Rivera, en el del general Oribe, antes y después de que se encendiera la guerra civil, su prédica fué de cordura, de tolerancia y de concordia, tocándole formar entre los miembros de la Comisión que negocio la paz del Miguelete en 1838.

Restablecidas las normas de la Constitución al cabo del interinato dictatorial de Rivera, fué electo diputado por Montevideo.

Presidente de la Cámara en tres periodos, su política de apaciguamiento se hizo cada vez más acentuada, propugnando porque el presidente Rivera — en aquel segundo período de mando — no reincidiera en los errores del primero, evitando a la vez los escollos en que había concluido por estrellarse el presidente Oribe.

Vivió los días de la Guerra Grande y alcanzó todavía los primeros nueve meses, jubilado como camarista desde el 23 de setiembre de 1841.

Invitado a participar como Secretario de Estado en las funciones del Gobierno, negóse a salir del retiro en que se había refugiado, para entregarse pacíficamente a estudios de

— 53 —