Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/532

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empeño de este cargo tuvo parte en la acción de Duraznito, donde el coronel Máximo Pérez, alzado contra el gobierno del Dr. Ellauri, fué sorprendido y puesto en derrota el 5 de diciembre de 1874 por fuerzas del Ministro de Guerra y Marina coronel Eduardo Vázquez. Guillermo García mereció una citación en el parte.

Derrocadas las instituciones por el motín del 13 de enero de 1873, tomó partido por la causa constitucional, combatiendo con la divisa tricolor adoptada por el ejército ciudadano, pero se vió obligado a rendirse mediante un convenio, en diciembre de 1875, a la par de otros jefes amigos,

En el gobierno dictatorial del coronel Lorenzo Latorre, que tuvo el apoyo de la parte principal del Partido Blanco, García fué ascendido a sargento mayor el 5 de junio de 1876 y en agosto del mismo año, a órdenes del mayor Máximo Santos, cooperó con sus hombres de la policía de San José en la persecución de los capitanes blancos Mallada e Ibarra, rebelados en aquel departamento. Ibarra y uno de los compañeros de aventura perdieron la vida en las sierras de Mal Abrigo, y Eduardo Acevedo Díaz, en la prensa de Montevideo, acusó a Santos de haberlos hecho matar después de rendidos.

A la caída del dictador, un largo paréntesis se abre en la vida militar de García el cual, dedicado a trabajos de estancia en el departamento.de Paysandú, no participó en el movimiento popular de 1886, aunque el gobierno lo detuvo precaucionalmente conduciéndolo a Montevideo, amén de darlo de baja el 2 de abril. Tampoco intervino en la revolución nacionalista de 1897.

En agosto de 1901 pidió su separación absoluta del ejército y producido en 1904 el gran movimiento revolucionario de su partido contra el gobierno de Batlle y Ordóñez, figuró como jefe de la División N° 13, luego como general y como una de las principales figuras del ejército encabezado por Aparicio Saravia. Septuagenario casi y con una antigua luxación de la cadera que le dificultaba mucho el paso, dió muestras, en los largos y difíciles días de la campaña, de energía y resistencia dignas de un joven.

Herido de suma gravedad de un balazo en el hígado en la batalla de Masoller, el 19 de setiembre de 1904, donde otra bala atravesó mortalmente al jefe de la revolución, Garcia hubo de ser retirado del campo para asistirse en el Brasil, y luego trasladarse a la capital argentina a terminar la cura.

Vencida la revuelta y pacificado el país vino a vinir en Montevideo, convertido en prohombre de su parcialidad política y rodeado de las generales consideraciones que merecía la ancianidad bondadosa y afable del veterano.

De viaje por Buenos Aires, un ataque cerebral fulminante puso fin a su vida el 4 de junio de 1908.

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