jefe superior y como hombre político.
El 28 de noviembre de 1828, efectivamente, el Gobernador y Capitán General José Rondeau lo nombró Ministro de Guerra y Marina, cargo que tuvo hasta el 10 de setiembre del año 29. Nuevamente diósele la jefatura de su antiguo batallón (cuyo número se le había cambiado por el número 1) y al frente de éste juró la Constitución en la Plaza Matriz de Montevideo, el 18 de julio de 1830.
Desafecto al general Rivera y muy vinculado al general Lavalleja, no sólo acompañó a éste en su desatentado alzamiento del 3 de julio de 1832, sino que tuvo el triste privilegio de ser el iniciador material del motín con la fuerza a su mando y el que declaró caducadas las autoridades legítimas, ejerciendo poder de acto mientras Lavalleja no llegaba a la capital. Sofocado el brote revolucionario fué radiado del escalafón el 20 de agosto. A esas horas Garzón ya había abandonado el país refugiándose en Río Grande y de allí pasó a la Argentina, para no volver sino en la presidencia del general Manuel Oribe, que le devolvió sus grados y privilegios y al cual sirvió cuando el general Rivera levantóse en armas contra el segundo presidente.
Promovido a coronel mayor o sea general el año 38, el día que el movimiento riverista triunfó obtuvo la baja y la correspondiente licencia para ausentarse de la República, En Buenos Aires, totalmente extraviado de rumbos políticos, cayó en las redes de Rosas y cuando el conflicto armado entre la Confederación y nuestra República vino al país formando en el ejército argentino que mandaba el general Pascual Echagüe el año 39. Jefe del centro en la batalla de Cagancha, el 29 de diciembre, al pronunciarse la derrota escapó con dificultad a la persecución de las caballerías nacionales rumbo al departamento de Tacuarembó, donde poco después arribaron el propio Echagüe y el general Servando Gómez para repasar juntos el río Uruguay, Garzón, por su parte, con unos 500 hombres incorporóse al general Oribe en Mandisoví el 25 de enero y continuó sirviendo como jefe rosista en operaciones contra los unitarios en la provincia de Santa Fé.
Hecho prisionero cuando la capital provincial cayó en poder del general Iriarte, el general Juan Lavalle, su compañero en las campañas de América, general en jefe del ejército, le dispensó muchas consideraciones devolviéndole la libertad, después de su derrota en Quebracho Herrado. Para mayor garantía de que Garzón no tuviese molestias hasta presentarse a Oribe, Lavalle dispuso que acompañara al prisionero uno de sus ayudantes de órdenes, Rufino Varela, con calidad de parlamentario. Cuando llegaban al campamento Varela fué tomado
