Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/566

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tarde, que hizo de ellas motivo central de estudios, y dispuesto a perseverar en ese camino, disputó en concurso la cátedra de Geografía de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria. Aunque no obtuvo el triunfo, el Consejo Universitario le confió la dirección de una clase donde formóse un verdadero profesor, al mismo tiempo que seguía ampliando y densificando sus conocimientos.

Miembro del Instituto Histórico y Geográfico, tuvo en la casa un rol eficiente y considerable.

Director del Observatorio Astronómico de la Universidad, abandonó el cargo en 1933, para consagrarse por entero a su tarea original y pedagógica.

Hombre de laboriosidad notable, debemos a Giuffra, además de serie de obras de texto y divulgación que abarca próximamente veinticinco títulos e incluye varios atlas, un libro hecho con criterio científico de verdadero aliento, al que llamó “La República del Uruguay. Explicación geográfica del territorio nacional”, con multitud de notas de bibliografía y un vocabulario topográfico que sobrepasa de seis mil nombres.

Fruto, según sus palabras, de varios años de acumulación, ordenación y selección, — aparecido en 1935 — este hermoso trabajo vino a ser el último del dedicado geógrafo, a quien la muerte arrebató en lo mejor de su vida útil, el 18 de agosto de 1939.


GODEL, Teodoro ALFREDO

Industrial vinculado estrechamente al progreso de las artes gráficas en la República, cuyos talleres alcanzaron fama en todo el Río de la Plata.

Alfredo Godel, nacido en Paris el 6 de abril de 1836, fué traído al Uruguay por sus padres cuando sólo contaba cinco años y no volvió a Francia nunca más. Era hijo de un Joyero, pero el muchacho se inició en lides de litografía y de imprenta en el taller de un tío suyo, Carlos Chanalet de Valpetre.

Después de trabajar como dependiente en algunas casas del ramo se estableció por su sola cuenta el año 1865, en una modestísima esfera, pero venciendo toda clase de dificultades llegó a montar y hacerse dueño de la Litografía Artística, el establecimiento más bien equipado y amplio de la República, donde grababan los más acreditados artistas profesionales de la época y por donde se editaron hermosas revistas ilustradas como “Album Platense”, “El Plata Ilustrado”, “El Indiscreto”, etc.

Procedían asimismo de sus oficinas los títulos de deuda pública, billetes del Banco de Mauá, Junta de Crédito Público y otras instituciones similares, cuya fina labor los empareja con los trabajos extranjeros, superando ampliamente todo lo que entonces se hacía en estos países platinos y mereciendo premio en la

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