ro de 1843, en calidad de soldado del Regimiento de Artillería Ligera. La fecha permite conjeturar que pertenecía al número de los manumitidos en diciembre de 1842, para convertirse en soldados a servicio de la causa nacional.
Cabo 1° el 15 de diciembre de 1844, sargento 2° en octubre de 1845, se le hizo alférez de artillería el 28 de abril de 1846 y teniente 1° el 19 de julio de 1847.
Integrante del Escuadrón de Artillería Ligera, formó parte de la División Oriental en la campaña de Caseros, y tuvo la medalla de plata con que la República distinguió a los gloriosos vencedores de Rosas.
Sirvió como artillero hasta el mes de agosto de 1854, en que, por razones de salud, solicitó y le concedieron el pase a la Plana Mayor Pasiva.
De nuevo en servicio activo desde el 11 de setiembre de 1855, su participación en el movimiento revolucionario de los conservadores, el 25 de noviembre, lo puso en el caso de emigrar del país a la hora de la derrota.
De retorno al año siguiente, el presidente Pereira le confirió los galones de capitán el 3 de diciembre de 1856. No pudo ganarlo para su causa, sin embargo, y el día en que sus compañeros políticos tomaron las armas a fines de 1857, encabezados por el general César Díaz, González, que por segunda vez había emigrado a Buenos Aires, se contaba entre los expedicionarios de la Maipú, para figurar después como uno de e los prisioneros de Quinteros, donde salvó la vida gracias a la intervención personal del comandante Gervasio Burgueño.
En la lista oficial de prisioneros conducidos a la Villa de la Unión y que recobraron la libertad por orden del presidente Pereira, el nombre del capitán Feliciano González no aparece, pero en una carta escrita por el mismo, en 1865, se encuentra la explicación cuando dice “que traído a la Unión, fué el único a quien no pusieron en libertad, por cuya causa fugó de la prisión y emigró a la Argentina”.
Sin más oficio que el de soldado, fué a ofrecer sus servicios en el ejército de la Provincia de Buenos Aíres, donde gobernaba el general Bartolomé Mitre, antiguo compañero de los días de la Defensa de Montevideo, y allí se le dió de alta reconociéndole su grado de capitán.
Partícipe en las campañas de Cepeda y de Pavón, estuvo en la Argentina hasta 1865, sin haber acompañado al general Venancio Flores en la Cruzada Libertadora, sino muy a última hora, pocos días antes de la terminación de la guerra.
Reincorporado a los cuadros activos al triunfo de los suyos, marchó al Paraguay con el Ejército de Operaciones, y figuró primero como ayudante del Estado Mayor, y después como jefe del Parque.
En el curso de la ruda campaña ascendió a sargento mayor el 24 de setiembre de 1868, en los ascensos de
