Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/608

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida

ra atenuar violencias y evitar excesos, y que tuvo parte principal en la sugestión o en el consejo, en actos de trascendencia histórica. Así, en el magnífico acto de confraternidad internacional, que significó la devolución al Paraguay de los trofeos conquistados por nuestro ejército en la guerra de la Triple Alianza, portados al país hermano en 1885 por una comisión especial de la que Granada fué secretario, y en las tratativas que cristalizaron en el avenimiento político denominado “Conciliación de 1886”.

Incluído en la lista de diputados por Maldonado, vino a la cámara en la 15ª legislatura (1885-88), volvió por la misma jurisdicción para la siguiente, y para la 17ª (1891-94), por el departamento de Flores.

Amigo particular del presidente general Máximo Tajes a quien sirvió de secretario privado, días antes de dejar el gobierno, Tajes elevó al Senado, el 27 de febrero de 1890, un pedido de venia para nombrar a Granada Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario ante la Santa Sede, para que presentara la terna de candidatos a sustituir en el obispado a Monseñor Yéreguy.

El Senado sin rechazar el pedido, lo desplazó virtualmente expresando, por mayoría, el parecer de que se confiara el asunto a un simple agente confidencial o mejor todavía a uno de nuestros ministros en Europa.

La llegada de otros hombres a las alturas del gobierno aparejó el fin de su carrera política y en esa convicción regresó a su país natal en 1897, alejándose de Montevideo al que siempre llamó “suyo”, y dónde había sido director de “La Palabra”, diario político, fundador de la “Ilustración Uruguaya”, semanario de verdadera prestancia, y donde había escrito para el teatro, en 1892, una pieza “Colombinson”, a la cual puso amable música el maestro Sambucetti.

En Buenos Aires se entregó de lleno a tareas de prensa, cultivando con tanta fortuna sus notables cualidades teatrales, que llegó a ser uno de los autores más populares de su tiempo. Según palabras de un biógrafo, “su viva imaginación y la facilidad de su verso llenaron la última década del siglo pasado y la primera del presente”. “Todavía — añade — a pesar del cambio experimentado por la orientación de la escena, se ven con placer algunas piezas como La Gaviota, Al Campo, Bajo el Parral y otras producciones que revelan la capacidad ingeniosa de un espíritu felizmente dotado.

Fallecido en Buenos Aires el 2 de marzo de 1915, trabajó Granada hasta su último día y fué hombre que tuvo el don felicísimo de no haber envejecido nunca, poseedor de una salud perfecta y sobre todo, de la rara facultad de acompañar la evolución de la sociedad y de vivir los nuevos tiempos conforme era preciso vivirlos.

— 608 —