Adicto al grupo principista colorado - blanco, su nombre figura al vie de varias trascendentales declaraciones políticas que conmovieron el país, poco antes de que surgiera la situación de fuerza creada el 15 de enero de 1875 por los “netos”, colorados y blancos, valiéndose de los batallones de línea fuera de la ley.
Incluído en la lista de los ciudadanos que se desterraban por decreto dictatorial de febrero de 1875 debí salir de inmediato para la isla de Cuba, hizo el Dr. Juan José de Herrera la histórica y riesgosa navegación del Atlántico tropical, en la barca mercante “Puig”, transformada nominalmente en transporte de guerra nacional.
De regreso de aquella extraordinaria odisea, desembarcó en Buenos Aires para formar entre los miembros del Comité que preparó la Revolución Tricolor, reacción del país en armas contra la dictadura, que el gobierno usurpador pudo vencer gracias al ejército de línea y a los dineros públicos de que disponía, en los últimos meses del 75.
Político oportunista, se inclinó poco a poco al “modus vivendi” con la dictadura de Latorre, que cultivaban los más de sus correligionarios, una vez que Latorre fué dueño del gobierno y se declaró ajeno a los partidos tradicionales.
En esta posición vióse en el caso de clausurar “La Democracia”, diario de su propiedad, por no hallar un redactor nacionalista de volumen que sostuviese por la prensa una dualidad imposible.
Su entendimiento con el Dictador no tuvo dificultades y éste lo incluyó entre los miembros del Cuerpo Consultivo nombrado en 1877, para confeccionar un proyecto de ley de elecciones.
Electo presidente el Dr. Francisco A. Vidal después de la renuncia y fuga de Latorre, Herrera rehusó la Jefatura Política de Canelones en un momento crucial de los sucesos.
Opositor al gobierno de Santos, suscribió por el Partido Nacional la llamada Carta Orgánica de la Revolución, firmada en Buenos Aires el 27 de enero de 1886, por la cual se creaba como gobierno provisorio el Triunvirato de los generales Enrique Castro, Lorenzo Batlle y José M. Arredondo.
Diputado electo por Montevideo en las elecciones de 1887, representó en el parlamento a la minoría nacionalista intransigente que seguía las normas del directorio, que el mismo Herrera presidía y cuyo órgano de prensa era “La Época”.
Conservador y de tendencias católicas, vió con agrado la enmienda que anulaba los trascendentales efectos de la ley de matrimonio civil; creía cumplir así el compromiso contraído con los católicos antes del Quebracho, campaña que estos habían contribuido a financiar.
Opositor al Dr. Herrera y Obes, las direcciones que trató de imponer a su partido parecían señalarlo como un elemento reaccionario y un
