Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/629

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La pérdida de un hijo, empleado de policía de extramuros, muerto en lucha a cara descubierta por los revolucionarios, no puede considerarse siquiera como un atenuante de las actitudes del Jefe Político de Montevideo, cuyos excesos de autoridad, por otro lado, estuvieron de manifiesto en muchas ocasiones más, ajenas a los acontecimientos de aquellos funestos días.

Abandonó la jefatura el 29 de julio de 1859, al mismo tiempo que solicitaba su baja del ejército y al año siguiente ingresó al Senado, cargo que tuvo que renunciar cuando el presidente Bernardo Berro, necesitando dar vigor a la fibra de su gabinete en vista del incremento que venía tomando la revolución colorada del general Venancio Flores, lo llamó para confiarle el Ministerio de Guerra y Marina con fecha 15 de junio de 1863. Con tal motivo volvió a figurar nuevamente en los cuadros del ejército, en su grado de coronel.

La influencia tonificadora de un hombre enérgico no tardó en percibirse, traducida en porción de medidas tan atinadas como necesarias, pero tampoco demoraron en chocar dos personas de caracteres tan semejantes — absolutos y violentos — como el presidente Berro y su nuevo ministro.

A título de reorganizar el gabinete, el coronel Herrera quedó fuera de la nueva combinación a los cuatro meses, el 9 de octubre.

Atanasio C. Aguirre, que sustituyó a Berro en el gobierno, lo designó Capitán General del Puerto con fecha 16 de febrero de 1864, pero un decreto de 25 de enero del 63 lo vino a exonerar del cargo a mérito de que su estado de salud no le permitía concurrir asiduamente. Herrera entregó la capitanía declarando “que no era verdad la singular ocurrencia en que aparecía fundado el acuerdo del Gobierno”.

A la victoria del general Flores en febrero del 65, emigró a la República Argentina y no obstante el ejemplo dado por casi todos sus correligionarios, las promesas ampliamente cumplidas por Flores de que nadie sería perseguido por sus opiniones políticas, y el decreto que excluía de enjuiciamiento a los responsables de la sangrienta represión de 1858, mientras subsistiera el Gobierno Provisorio, el coronel Herrera prefirió continuar en el voluntario exilio en que la muerte lo vino a sorprender el 12 de setiembre de 1869.


HERRERA, NICOLÁS Gregorio

Diplomático y hombre político de prolongada carrera, cuya actuación remonta a los primeros años de la revolución emancipadora.

Era nacido en Montevideo, el 8 de setiembre de 1774, hijo de Miguel Herrera y de Catalina Ximénez, naturales de la provincia.

Después de adquirir conocimientos generales en el colegio de los Franciscanos de la ciudad, fué enviado a Chuquisaca donde obtuvo título de

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