Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/636

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comisionado especial, llevó a cabo en Inglaterra, trajo enormes ventajas a las finanzas públicas. Los elementos más cultos, honorables y capaces de todas las fuerzas de la nación fueron llamados a participar del poder, sin que exceptuara, “con grandeza de ánimo y serenidad de estadista”, aún a aquellos que lo habían combatido como candidato y lo combatían como Presidente.

En oposición a estos títulos, “la condensación ensombrecida de sus errores aún cuando hubiera que denominarlos culpas”, pierde gravedad. El más serio de aquellos cargos — el cargo histórico — o sea el de su intervención personal en cuestiones eleccionarias, es preciso juzgarlo dentro de su época “en que el estado inorgánico del electorado favorecía una especie de selección en contrario, que convertía a la representación nacional en una sinecura de incompetentes”. Fué en esas circunstancias que el Dr. Herrera y Obes se sirvió de su influencia — la famosa “influencia directriz” — para llevar á las cámaras “un núcleo de hombres cultos o aptos, que la politiquería no hubiera admitido nunca ni el caudillaje anacrónico habría aceptado”.

Senador por Soriano a los dos años de concluir su presidencia, votó, el único en toda la Asamblea General, contra la aprobación de la paz concertada para poner fin a la revolución de 1897, considerando que en lugar de votarse la paz o una tregua, a la sombra de una paz, se votaba la guerra. Los hechos concluirían por darle la razón, pero en aquellos días su actitud le valió odios y recriminaciones enconadas, traducidos hasta en hostilidades de que fué objeto por las calles de Montevideo.

En la situación que siguió de inmediato a la muerte violenta de Idiarte Borda, se sindicó al expresidente como la figura principal que daba norma a los opositores, por cuyo motivo fué extrañado del país, el 1° de diciembre, con quebranto de las inmunidades parlamentarias que lo protegían, al mismo tiempo que el diputado nacionalista Dr. Martín Aguirre y el presidente de la Junta de la capital Dr. Brian. Permaneció en el destierro hasta que el periodo presidencial de Cuestas tuvo término en 1903. Su participación en la política se orientó desde entonces a unificar las fuerzas del coloradismo opositor, mientras veía serenamente cómo la vejez y la pobreza se iban acercando.

Candidato a senador por Florida en noviembre de 1908, triunfó el candidato oficial Ventura Enciso.

En 1909, en la presidencia de Wilman, se presentó en la cámara de diputados un proyecto de ley que otorgaba al anciano estadista una dotación que colocaba sus últimos años a cubierto de la adversidad. Minorado el generoso propósito por subalternos distingos en el curso del debate, aunque la pensión fué votada afirmativamente, el Dr. Herrera y Obes la renunció en un documento dignísimo, pero la mayoría parlamentaria, aún contrariando el criterio del gobierno, ratificó su voto

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