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gó a un grupo selecto de poetas y escritores, que hizo tabla rasa de los viejos cánones clásicos y románticos, en el primer decenio del siglo XX.

Poeta completo y múltiple, todas las formas líricas fueron renovadas por él, desde el romance al que “insertó savia de primavera” al soneto endecasilabo, “diamante de catorce facetas”, que su númen elevó a planos nunca alcanzados en la poesía castellana.

Sus décimas baladas y odas, de extraordinaria factura, asombran por lo inédito del pensamiento y por la profundidad de sus metáforas. El alejandrino castellano halló en él al más experto artífice.

La crítica continental ha glosado sus poemas, en centenares de artículos, folletos y libros.

Su poesía, lejos de envejecer, se actualiza con el curso de los años, a tal punto que se le considera hoy un precursor, de las corrientes las corrientes literarias más recientes.

Su fallecimiento ocurrió en Montevideo el 18 de marzo de 1910 y sus cenizas fueron trasladadas al Panteón Nacional en la misma fecha de 1943, con máximos honores.

Entre tantas leyendas cómo se han forjado acerca de la vida de este iluminado poeta, una tan falsa como otras muchas, qué corre generalizada, es la de que Herrera y Reissig padeció los efectos de la morfina, toxicómano, en aras de una perversión que tuvo su momento e hizo ilustres víctimas en el mundo de los intelectuales,

Era por el contrario la morfina, a título de único medicamento capaz de vencer sus crisis de corazón, que en vez de espaciarse con la edad, coro se esperaba ansiadamente, tornábanse más próximas y más intensas martirizando al gran inspirado, la que le obligaba a recurrir a sus traidoras dosis, siempre con más frecuencia y con los perniciosos efectos inherentes.

Fue de este modo que el veneno “que da a la muerte la sensación del amor” y que el poeta recibía como bondad de los dioses porque lo sacaba del infierno de sus angustias cardíacas, pudo contribuir a abreviarle la existencia.


HIDALGO, BARTOLOME José

Poeta a quien el general Bartolomé Mitre consagró con estas palabras en una carta a José Hernández el año 1879, hablando del género gauchesco: “Hidalgo será su siempre su Homero”.

Nació en la ciudad de Montevideo el 24 de agosto de 1788, siendo sus padres naturales de Buenos Aires,

Librada a noticias escasas y en ocasiones baldías la vida del hombre y sin un cabal conocimiento de sus producciones poéticas a la que faltaban agregar porción de obras, apuntó en cierta crítica extranjera particular interés en regatear méritos a este vate de los primeros albores de la Patria.

Martiniano Leguizamón escribió

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