Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/683

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tando del Presidente la modificación del gabinete, Pero llegado el momento decisivo para un militar de honor, procedió como tal y en la funesta noche del 14 al 15 de enero, rodeado en su cuartel por los cuerpos de la guarnición sublevada, se negó a secundar la sedición y no consintió en dar órdenes al batallón para que saliese a la calle. Desgraciadamente, los facciosos habían trabajado de antemano y el 2° jefe, mayor Angel Casalla, arrastró el batallón al motín.

El comandante Lallemand fué a ponerse a órdenes del presidente Ellauri, lo acompañó en el barco brasileño donde buscó refugio y se ausentó junto con él para Buenos Aires, El gobierno de Varela lo declaró baja por “desertor” el 5 de Marzo.

Planeada una revolución que restauraría el imperio de las instituciones con una bandera ajena a los partidos tradicionales y con el nombre de Reacción Nacional, Lallemand tomó activa parte en todos los preparativos, y pronunciado por la revolución el coronel Atanasildo Saldaña, en el departamento de Salto, se le incorporó desde los primeros momentos.

Elemento militar avezado, excelente oficial de infantería, pronto organizó unos cuantos planteles de infantes, base de futuros batallones cívicos.

Por desdicha de todos y del país, su arrebatado valor lo llevó demasiado cerca del enemigo cuando se trabó el primer combate en Palomas, el 13 de octubre de 1875 y una bala vino a herirlo mortalmente en la frente. Los revolucionarios quedaron dueños del campo, pero el precio pagado — la vida de Lallemand — había sido usurario. Falleció el comandante la misma tarde sín recobrarse un momento y al día siguiente su cuerpo fué inhumado en el cementerio del Salto.

Espera todavía el comandante Lallemand, después de setenta años, la justicia que adjudique a su nombre, en nuestra historia, el puesto de honor que le corresponde y donde la figura suya se destacará vertical.

Sus restos, después de reposar muchísimos años en el panteón salteño que les dió asilo en 1875, se perdieron anónimos, “pero este mismo olvido, esta desventura suprema, es prenda de inmortalidad ante los ojos del espíritu: de entre la muchedumbre de los muertos ignorados esos huesos darán luz”.


LAMAS, José ANDRES

Diplomático, hombre político, bibliófilo famoso y esclarecido polígrafo. Una de las grandes figuras políticas del país, fué al mismo tiempo una de las más discutidas y combatidas. Jamás nadie le negó gran talento y una sólida instrucción excepcional, pero, inconsecuente y contradictorio, no pareció tener una verdadera y fiel orientación en su carrera de estadista.

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